Jaime Ostos: “El aficionado es la esencia de la fiesta”
El matador de toros ecijano abrió en la residencia Emperador
Teodosio, el XIX ciclo taurino de la peña El Espontáneo
de Segovia.
El torero recordó
los mejores momentos de su trayectoria
El matador de toros Jaime Ostos, abrió
el XIX Ciclo Taurino-Cultural de la peña El Espontáneo,
cuyas convocatorias se producen en la sala de conferencias de
la Residencia Juvenil Emperador Teodosio. Tras el saludo del presidente
de la peña Nicolás Pascual, el presentador-moderador
ensalzó la personalidad del conferenciante, quién
seguidamente habló en profundidad del pasado y presente
de la fiesta de toros, con mayor dedicación a las décadas
de los años cincuenta, sesenta y setenta, cuando comenzó
su aventura torera en su Ecija natal.
— Todo comenzó cuando en un tentadero
al que asistimos estudiantes sevillanos, me decidí a enfrentarme
con una becerra. Aquella inicial emoción prendió
en mí de tal forma, que desde entonces soñaba permanentemente
con repetir la experiencia. Me hice novillero, todo transcurrió
de manera muy rápida, hasta doctorarme matador de toros
en Zaragoza el 13 de octubre de 1956, con Litri de padrino y Antonio
Ordóñez como testigo. Me retiré dos veces,
reapareciendo en 1977 y después definitivamente en 1980.
Mantengo viva la llama del toreo, de la ilusión y de una
vocación constatada. De hecho, este mismo año he
matado tres toros y he toreado cinco festivales, uno, por monumento
a mi persona en mi pueblo natal.
— He tenido la suerte de conocer siendo
niño a Manolete, a Domingo Ortega y naturalmente, he compartido
carteles con los más relevantes toreros de la época
de oro del toreo, para mi entender, la de las décadas cincuenta,
sesenta y parte de la del setenta. Entonces, se toreaba, no se
pegaban pases. Ordóñez, Aparicio, Gregorio Sánchez,
Puerta, Camino o El Viti... diganme que dimensión torera
alcanzaron esas figuras. Y yo, modestamente, que tuve mis momentos
de gloria. En 1959, quedé primero del escalafón
con 79 corridas de toros y luego dos años más, también
encabezando el escalafón.
— A partir de los años setenta, comienza
una competencia entre empresarios, quienes se reparten el negocio
y las exclusivas. El Vito, mi apoderado, tenía que luchar
para conseguirme buenos contratos, aportando yo lo más
importante: los triunfos en los ruedos. Ahora, no se prodigan,
apenas existen los quites. Los subalternos recorren kilómetros
en cada corrida y son ellos quienes suelen sacar al toro del caballo.
— En cuanto al toro, ni que decir tiene
que ha perdido entidad. Se ha rebajado trapío para ganar
kilos. De ahí que cunda el desánimo en el aficionado
que se aburre en la plaza. Antes, los toros embestían en
más alto porcentaje; ahora, parados o asfixiados por un
exceso de romana y falta de raza.
En el coloquio se trataron temas inherentes a
la carencia de figuras, comercialización de la fiesta,
falta de raza en el toro de lidia y se comentó el reciente
fallecimiento de Fermín Murillo, de quién dijo Ostos
haber sido testigo de su alternativa y compañero de cartel
en su despedida del torero en 1972 en la plaza de Barcelona.
Estuvo presente en la sala, la doctora y esposa
de Jaime Ostos, María Ángeles Grajal. En la cena
celebrada en el restaurante La Taurina, se le entregó un
óleo de Lope Tablada al torero.
Esta noche se celebra la tercera conferencia,
a cargo del periodista y crítico taurino de Radio Nacional
y la revista Aplausos, José Luis Carabias.
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