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Rafael Gordillo. La vida y las zancadas del Vendaval del Polígono que colgó las botas en el Écija, en un libro poliédrico y futbolero de Francisco Correal

Foto: Libro

 

El género libresco de las biografías futboleras acoge en su club a un nuevo socio que llega con los avales importantes del biografiado y del autor de las letras. La figura grande de Rafael Gordillo Vázquez (Almendralejo, 1957) protagoniza el volumen que encabeza la nueva serie de Vidas escritas que edita Andalucía Abierta, firma perteneciente a la Fundación José Manuel Lara. El encargado de darle forma, orden y concierto ha sido el periodista Francisco Correal (Ciudad Real, 1957), egregio trotamundos de la prensa sevillana y redactor encargado de temas especiales de Diario de Sevilla.

Meter en unas mismas páginas a Gordillo y a Correal es una afortunada idea que se le ocurrió a alguna mente pensante de la Casa de Fabiola, con unos resultados deslumbrantes para el apasionado del fútbol, del Real Betis Balompié, del Real Madrid, de la particular Sevilla pre Expo y de los cientos de retratos particulares que aparecen en sus líneas. Porque si algo original tiene Rafael Gordillo. El rayo verde es reflejar tanto la sucesión cronológica de los hechos de la vida del futbolista como lo que ha supuesto el tres verdiblanco para cientos de personas, los que lo conocen personalmente y los que han disfrutado con sus zancadas y su brazo en el cuadril.

La biografía se puede afrontar desde varios frentes. El más canónico es el del narrador omnisciente que empieza glosando en el prólogo la figura del biografiado, arranca el capítulo uno con el nacimiento y remata el último con la muerte si es que ésta ha llegado. Como mucho, da de propina unas páginas sobre la trascendencia post mortem del protagonista. Estos detalles luctuosos no vienen al caso con el Vendaval del Polígono, que es objeto de estudio por parte de Correal con la sagacidad del periodista y el enciclopedismo del futbolero ilustrado. El autor explica a su libérrima manera cómo ha llegado hasta el futbolista y sus antecedentes, cómo le recuerdan sus compañeros del Hispania -donde empezó de portero- y cuál es la mejor receta de la suegra de Gordillo para hacer el arroz. Un retrato de múltiples caras en el que siempre destaca la sonrisa del Excelentísimo Señor Don Rafael Gordillo Vázquez, que tal es su tratamiento tras recibir la medalla al Mérito Deportivo.

Un ejemplo. La historia arranca en Almendralejo en el otoño de 2003, en una fugaz visita que hace el escritor a la casa natal de Gordillo para conocer su cuna. Detalles, fechas, números, coincidencias, juegos de palabras. Cualquier lector acostumbrado a las letras de Correal verá reflejado en el libro sus particulares maneras de afrontar el oficio de contar y cantar las cosas, como decía el periodista deportivo que se la juró a Gordillo porque era muy amigo de Míchel.

Si vemos al futbolista a través de la gente que le admira, también vemos la ciudad a través de Rafael Gordillo. La Puerta Osario a la que llega siguiendo la estela del emigrante del fútbol que fue su padre, el Gorri, es todo un universo de personajes, establecimientos y recuerdos de la Sevilla que se fue. De aquella que añoraban tristemente las sevillanas del Pali, que hubo de ser alzado trabajosamente por Gordillo en el campo de la Balona tras besar el césped en el saque de honor al romano modo de Karol Wojtyla. Las historias de la Puerta Osario son las de la Barbería del susto y las de su abuelo, que ostentó la gloria y las plumas de la capitanía de los armaos. El piso de la calle Artemisa, esquina con Verónica, es declarado en ruina y a la familia le dan un refugio en la cochera de los tranvías, destino natural de las víctimas de las riadas y los desahucios. Cuarenta y ocho dás después llega al Polígono de San Pablo.

El Polígono le da apellido a su apodo eólico y se convierte en el referente del Gordillo-personaje. El barrio sirve para enmarcar la futura forma de ser y de actuar del futbolista. Su generosidad sin límites, su falta de apego por los figureos propios del pelotero estrella, el agradecimiento infinito a su familia, de la que será incapaz de despegarse en lo que lleva de vida. La humildad del Polígono, cuna de otros muchos futbolistas de Primera, recorre los testimonios de los amigos y vecinos de Gordillo: Guillermo el Negro, su cuñado el Kempes, el Vacila, Pepín, su hermano Fetato. Todo lo que es se lo debe a aquella formación, a aquel ambiente que refleja la visión curiosa de Correal.

El Real Betis Balompié. La llegada de Gordillo a los escalafones inferiores de Heliópolis con catorce años marca una inflexión en su vida. Bajo la mirada atenta del Gorri, Rafael crece como futbolista con sus andares desgarbados, su zurda prodigiosa y unas condiciones atléticas idóneas para un mediofondista. El debut en Primera contra el Burgos el 30 de enero de 1977 -Betis, 2 (Ladinsky, de penalti, y López)-Burgos, 1 (su amigo Juanito)- abre la trayectoria del más grande jugador que ha dado la ciudad. 75 internacionalidades le contemplan con tres Eurocopas y dos Mundiales. Una amarilla le privó de jugar la final de la Eurocopa de Francia, a la que se llegó tras su partidazo del Villamarín ante Malta.

En el Betis se convierte en el gran ídolo, el del "tengo en mi casa un balón y una estampa de Gordillo", el estandarte del equipo grande de principios de los ochenta al que codician clubes de media Europa. Se va al Madrid con 28 y nace un nuevo Rafael, el de Majadahonda, el de las cinco ligas, una Copa y una UEFA que no regresaría a Heliópolis hasta 1992 para colgar las botas en el Écija. Todas y cada una de las zancadas del Gordo se entremezclan en el libro de Correal, entrañable narrador de la historia de un hombre bueno que hizo feliz a la gente.

Rafael Gordillo. El rayo verde Francisco Correal Colección Vidas escritas. Andalucía Abierta Sevilla, 2004 354 páginas 17 euros.

 

Información: JULIO JIMÉNEZ HERAS (25/05/2004 )