Torres, espadañas, palacios barrocos, conventos, restos
arqueológicos de incalculable valor, un tiempo cálido
-demasiado en ocasiones- buena comunicación, grandes
servicios de restauración...
Sin duda alguna, Écija cuenta con los elementos necesarios
para convertirse, por su privilegiada situación y excepcionales
características, en un centro turístico de calidad
. Pero si de algo ha adolecido siempre la ciudad es de la falta
de centros hoteleros para retener al turista que visita la ciudad
como paso hacia Sevilla o Córdoba.
Sin embargo, el próximo mes de junio abrirán
sus puertas dos nuevos complejos que servirán para reactivar
este sector en la ciudad, con características similares,
dirigidos, especialmente, a un turismo de calidad que pernocte
en la localidad y con redes de servicios para facilitar la visita
a los puntos más importantes y turísticos de Écija.
Hotel Palacio de los Granados
Así, de un lado, en poco más de dos semanas y
con la vista puesta en la temporada veraniega, abrirá
sus puertas el Hotel Palacio de los Granados, casa palacio típica
del siglo XVIII que ubicada en la calle Emilio Castelar ha sido
totalmente restaurada para convertirse en un pequeño,
confortable y coqueto hotel, respetando el aspecto neoclásico
de la casa pero con todas las comodidades del siglo XXI.
Los socios que han llevado a cabo este proyecto, Pablo Ojeda
y Francisco Ortiz, naturales de Puerto Rico, han trabajado durante
más de cinco años en la recuperación de
este inmueble.
De esta forma, se recuperó la solería antigua
y se mantiene en algunas habitaciones la techumbre de madera,
aunque bien reforzado, que le da un aspecto único y especial.
El edificio cuenta con un patio de columnas, muy típico
del XVIII, un jardín -donde se construirá una
piscina- y la casa de campo. Tanto en las dos plantas de la
casa como en la zona de campo se han habilitado varias habitaciones
manteniéndose el carácter rústico.
En concreto, son 14 habitaciones entre dobles y suites, cada
una con baño, aire acondicionado, calefacción
y conexión a Internet, TV y teléfono. Todos los
detalles está muy cuidados y cada estancia es diferente
e independiente una de otra, con elementos decorativos tan simples
que llegan a rozar el lujo.
El patio de columnas, de 10,5 metros por 10,5 metros, con una
fuente en su centro, es un diálogo entre lo nuevo y lo
viejo. A las columnas, la solería y los arcos basados
en el modelo árabe, se une un sistema de calefacción
radiante en el suelo y una montera de cristales transparentes
sobre el tejado para aprovechar la luz, que convierten este
espacio en una de las zonas con mayor luminosidad y esplendor
de todo el complejo.
Por último, cabe destacar su cúpula y el retablo
de espíritu barroco al pie de la escalera, con el único
cuadro de la Virgen del Valle en el que aparece su antigua capilla,
restaurados siguiendo otros modelos similares de la ciudad.
En definitiva un nuevo hotel que cambiará la forma de
hacer turismo en Écija, con distintas secciones que mantienen
su idea y arquitectura original en lo que ha sido un trabajo
de recuperación de una antigua casa señorial convirtiéndolo
en un hotel que será de cuatro de estrellas, en lo que
constituye un claro ejemplo de la reutilización de este
tipo de inmuebles, muchos de ellos abandonados en Écija.
Nueve habitaciones en el Palacio
de Peñaflor
El complejo hotelero del Palacio de Peñaflor abrirá
en breve al público sus primeras nueve habitaciones haciendo
realidad la rehabilitación de esta casa señorial.
El proyecto del ‘Hotel Palacio de los Marqueses de Peñaflor’
parte con las premisas, por un lado, de conservación
del edificio y la adecuación del mismo desde el punto
de vista funcional, y por otro la consideración de tratarse
de una actuación en tan singular edificio, con el máximo
nivel de catalogación, cinco estrellas, dadas sus características
arquitectónicas, tipológicas, históricas
y monumentales, así como los propios servicios del hotel.
El complejo del Palacio de Peñaflor que comprende el
proyecto hotelero, está compuesto por las casas Anejas,
la Casa de Campo y la Parte Noble, que es la que se encuentra
en mejor estado. Actualmente, los trabajos de rehabilitación
se concentran en las dos primeras zonas, las menos nobles del
conjunto arquitectónico, ya que se encuentran en peor
situación de conservación pero que también
forman parte del hotel.
La conversión del Palacio en complejo hotelero no olvida
la esencia y el origen del edificio, el cual está declarado
como Bien de Interés Cultural por lo que, de entrada,
el diseño trazado tiene previsto mantener su estructura
y características en aras de mantener los valores arquitectónicos
del mismo.
De esta forma, la idea que se tiene de hotel en este singular
edificio es de un alojamiento con grandes habitaciones y suites,
sobre todo en la Zona Noble, que no desdibuje la traza original
del edificio subdividiéndolo demasiado. Cada habitación
dispondrá de salón, alcoba y baño completo,
y su ordenación no será numerada sino que tendrán
nombres que evocarán la función histórica
que tuvo la dependencia.
El estudio contempla un total de 50 habitaciones, de las que
nueve se abrirán en breve, todas ellas muy amplias, algunas
tipo dúplex, que son más reducidas en espacios
más rurales como son la Casa de Campo y las Casas Anejas,
aunque todas acorde con la calificación de cinco estrellas
que tendrá el hotel.
Los grandes salones en todas las plantas se usarán para
zonas comunes ya que, por sus dimensiones y ubicación,
son idóneas y así se conservarán en su
estado original. Además, en la zona noble se ubican las
habitaciones más representativas del hotel y de mayores
dimensiones.
Un edificio pues de increíble valor patrimonial que
pronto será, además, un hotel de la mayor categoría,
acorde con su majestuosidad arquitectónica, que en breve
abrirá sus puertas al público.