La
interposición de una demanda del bufete de abogados Osuna-Yuste
de Écija, consigue la exhumación del millonario
Joan March.
Los restos
del financiero mallorquín Joan March serán exhumados
el próximo jueves 7 de marzo para aportar pruebas en una
reclamación de paternidad interpuesta en 2011 por una supuesta
hija extramatrimonial del millonario. La mujer, vecina de Valencia,
de 67 años, es una supuesta hija no reconocida del financiero,
fallecido en 1962 y enterrado en el cementerio de Palma de Mallorca.
Según fuentes del caso, tras la interposición de
la demanda por parte del bufete de abogados Osuna-Yuste de Écija,
la juez del juzgado número 8 de Madrid se dirigió
al juzgado de Mallorca para que tramite la exhumación.
De los restos se extraerá el ADN para compararlo con el
de la valenciana, que reclama que se la reconozca como hija del
potentado.
Si se demuestra que March era el progenitor de la mujer, esta
podrá reclamar parte de la herencia millonaria del financiero.
Este mismo despachó ya logró ganar un caso similar
de un vecino de Écija que decía ser hijo de un terrateniente.
¿Quién
fue Joan March?
Juan March
Ordinas (Santa Margarita, 4 de octubre de 1880 - Madrid, 10 de
marzo de 1962) fue un empresario y financiero español del
siglo XX.
Estuvo casado con Leonor Servera Melis (1887-1957), hija de un
político de Manacor vinculado a la banca, de cuyo matrimonio
nacieron Juan March Servera (1906-1973), que sería presidente
de la Fundación Juan March, y Bartolomé March Servera
(1917-1998).
Procedente
de una familia campesina de Santa Margarita en Mallorca, era hijo
de un tratante de ganado. Estudió comercio en el colegio
franciscano de Pont d'Inca, siendo expulsado de la escuela.
El origen de sus actividades económicas se sitúa
en la trata de cerdos, continuación del negocio familiar
y que simultaneaba con una casa de banca autorizada en el domicilio.
Con los beneficios obtenidos compró terrenos de la antigua
y arruinada aristocracia mallorquina (botifarras botifleurs).
Posteriormente se dedicó al contrabando, adquiriendo productos
en África y Gibraltar que más tarde eran vendidos
en la costa valenciana. En 1906 se dedica a la producción
de tabaco, comprando parte de una fábrica de tabaco en
Argelia, en 1911, obtuvo de la Compañía Internacional
de Tabacos de Marruecos, de capital francés, el monopolio
del comercio de tabaco en todo Marruecos, incluido el español.
Intervino en la producción de electricidad en Baleares,
donde también se hizo con acciones de la Compañía
de Tranvías de Palma de Mallorca y Canarias.
Durante la I Guerra Mundial (1915) se vio involucrado en un incidente
internacional, al dar suministros a los submarinos austriacos
que operaban en el Mediterráneo occidental, resguardados
en la isla de Cabrera frente a S'Avall, finca de su propiedad
en la costa de Mallorca. Ello costó, a instancias del Primer
Lord del Almirantazgo británico Winston Churchill, la expropiación
inmediata de la isla a los propietarios por parte del ramo español
de Guerra y que nunca la recuperaron.
En 1916 creó la Compañía Transmediterránea,
que con un capital inicial de cien millones de pesetas integraba
varias navieras, y controlaba las comunicaciones entre Baleares
y Marruecos y el tráfico de cabotaje en Levante.
En 1926 fundó la Banca March con el objetivo de financiar
una parte de sus actividades empresariales. Previamente en abril
de 1923 fue elegido diputado a Cortes por Mallorca por Izquierda
Liberal, de Santiago Alba Bonifaz.
En las actividades
denominadas negocios de guerra y además del avituallamiento
de submarinos cabe destacar la venta de miles de fusiles Mauser
98 y millones de cartuchos (7,92 x 57) al cabecilla Abd el-Krim,
que en el norte de Marruecos acosaba al ejército español.
La genial entrega se hizo con los fusiles desprovistos de aguja
percutora, almacenadas estas en una gabarra que no se liberó
hasta que el pago acordado fue satisfecho y los intervinientes
se encontraron a salvo. Como consecuencia de todas estas actuaciones
Francesc Cambó dijo de él que era el último
pirata del Mediterráneo".