Ya han concluido las obras tras once meses de árduos
trabajos y será bendecida el próximo día
17 por el cardenal y arzobispo de Sevilla
Tras once meses de intensos trabajos, la Capilla del Santísimo
Cristo de la Salud y Nuestra Señora de los Dolores, de
la iglesia de San Gil, luce en todo su esplendor. Una intervención
integral, bajo un proyecto realizado por Alberto Gutiérrez
y ejecutado por la empresa Stvurmio, le ha devuelto todo su
esplendor, todo ello promovido por la Hermandad del Cristo de
la Salud, cuyo hermano mayor, José María Valseca,
comparecía el pasado jueves ante los medios de información
para presentar con orgullo el nuevo aspecto de esta capilla,
la de mayor fe de los ecijanos, al tiempo que anunciaba que
su inauguración y bendición tendrá lugar
el próximo jueves 17, a las ocho de la noche, de la mano
del cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo.
Una actuación que se ha centrado en una intervención
exhaustiva en todo su conjunto artístico, además
de colocar una nueva instalación eléctrica e iluminación,
con un presupuesto que se ha disparado de su inicial previsión
(que ya alcanzaba los 192.000 euros), que deberá ser
cubierto por la Hermandad, que ya cuenta con diversas donaciones
y la generosidad del “pueblo de Écija”, según
señaló José María Valseca.
Una vez restaurada la capilla, que ahora luce en todo su esplendor,
y tras concluir la Semana Santa, las imágenes titulares
volverán a su emplazamiento original. Ni que decir tiene
que todos cuantos han tenido que ver con esta intervención
han mostrado su satisfacción con el resultado final.
Es más, José María Valseca señaló
que el proyecto, cuando se empezó a plantear, “nos
llegó a parecer una idea de locos, pero no ha sido así”,
aunque ahora se deba gran parte del costo de esta actuación
minuciosa y muy laboriosa.
Trabajos
La actuación de restauración artística
de la capilla, dirigida por Inmaculada Lozano y Jerónimo
Seco-Velasco, ha incluido un tratamiento en profundidad de los
diferentes elementos que contiene. Comenzando por la entrada
y los ángeles lampararios y el arcángel San Miguel,
que se encontraban muy deteriorados, con pérdidas de
policromía y defectos en el ensamblado, procediéndose
a una limpieza profunda, ensamblado de las piezas, limpieza
y dorado de las partes perdidas a lo largo de estos últimos
años.
Asimismo, se ha procedido a la restauración de todos
los revestimientos murales de la capilla, desde los frisos,
los frentes de las pilastras, los ubicados en la cúpula
y los frentes del camerino así como las pinturas interiores
de éste. Todo ello aplicando tratamientos básicamente
de fijación del pigmento, que estaba totalmente degradado,
limpieza y reintegración cromática.
Además se han sustituidos todos los ventanales y revisado
los cierres; mientras a las puertas, que tenían varias
capas de pintura, se las han decapado dejando la capa originaria
de estuco. Y capítulo especial merece la intervención
de todas las obras pictóricas y de sus marcos (cuadros
de san José, Virgen con Niño, Escena Dominica
y el del Santo Cristo de la Sangre), para lo que se procedió
a trasladarlas al taller de Stvrmio para restaurarlas, pues
todas presentaban barnices oxidados, acumulación de suciedad
en superficie y pérdidas de la preparación, procediendo
a su limpieza, estucado, reintegración y protección,
dándoles un tratamiento preventivo frente a insectos
solófagos.
Asimismo se ha actuado con el conjunto de curnocopias repartidas
por la capilla, también trasladadas al taller de la empresa,
pues presentaban numerosas intervenciones en algunos casos desacertadas,
con repintes de purpurina que habían oxidado. Por ello
se procedió a tratar la madera y sobre todo a labores
de fijación, así como estucado, reintegración
y protección. También se intervino en los retablos
de la nave (el de San Marcos y el de San José), con el
detalle de que con ellos, al estar la policromía original
muy deteriorada, se ha procedido, ante la imposibilidad de recuperarla,
a aplicar temple y preparación imitando el original.
Otra actuación singular ha tenido lugar con las cuatro
ornacinas del crucero y las pequeñas esculturas que contienen,
procediendo a la limpieza de los oros y sobre todo a su fijación,
porque estaban muy degradadas las capas del soporte, además
de las actuaciones ya comentadas con otras piezas de limpieza
y protección. Y por supuesto se ha intervenido en los
retablos del crucero, procediendo al tapado de grietas, cubrición
de las pérdidas volumétricas, limpieza y conservación
de las veladuras originales. Pero sobre todo, por su esplendor,
cabe destacar la intervención realizada en el retablo
principal, el del Santo Cristo de la Salud, datado entre 1770
y 17780 y atribuido a Juan Guerrero, donde se ha procedido a
nuevos ensamblajes, reconstrucción de muchas piezas y
a un prolijo tratamiento del oro, sustituyendo las pérdidas
y sometiéndolo todo él a una profunda limpieza;
y lo mismo con las distintas esculturas que alberga (una Virgen
y un San Juan, que según señalaron los técnicos
de Stvrmio se ha constatado que son anteriores al retablo y
que muy probablemente debieron formar parte de algún
paso procesional. Por último, se ha restaurado el camerín,
con tratamiento del tabernáculo policromado y del sagrario.