Francisco
José Oterina, de la Escuela Taurina de Écija,
tuvo una buena tarde en Lucena pero erró con el estoque.
El
coso de Los Donceles acogía ayer una entretenida novillada
sin caballos en clase práctica, organizada por la Escuela
Taurina de Lucena y la Asociación Andaluza de Escuelas
Taurinas, en colaboración con la Sociedad Plaza de
Toros de Lucena, la peña Taurina de la localidad aracelitana,
la empresa Juanconfer, arrendataria de Los Donceles y el propio
Consostorio lucentino, con el patrocinio de la Junta de Andalucía.
Entretenido,
como decíamos, porque se vieron cosas, muchas y variadas
en los seis actuantes, pero de manera especial por el ganado,
seis añojos de Julio de la Puerta que estuvieron en
la mayoría de los casos muy por encima de los chavales,
de manera especial los lidiados en primer, quinto y sexto
lugar.
En cuanto
a las actuaciones de los novilleros se refiere, salvando las
deficiencias propias de los que empiezan en esto del mundo
del toro, el resultado artístico puede catalogarse
de aceptable, destacando en este sentido la faena de Francisco
Morales, representante de la Escuela Taurina de Málaga,
que aprovechando las magníficas características
de su añojo, sobre todo por el pitón derecho,
una auténtica joya, cuajó la faena más
completa de la tarde-noche.
Junto a Morales, Alejandro González, de la Escuela
Taurina de Jerez de la Frontera, ante otro añojo noblete
a más no poder, dejó también algunos
destellos y de manera especial la mejor estocada de la tarde,
mientras que Alberto Montero, de la Escuela Taurina de Lucena,
pese a cortar dos rejas como Morales y González, estuvo
correcto ante el mejor añojo de la tarde, que por momentos
superó la voluntad y entrega del joven novillero.
Del resto de la terna, la espada fue la responsable de que
el lucentino Elías Casado acompañara a sus compañeros
por la Puerta de Córdoba, ya tras realizar una faena
en la que se acopló con bastante desenvoltura a la
exigente embestida del ejemplar de Julio de la Puerta, erró
en demasía con el estoque, al igual que Francisco José
Oterina, de la Escuela Taurina de Écija, que tras otra
actuación correcta, protagonizó un auténtico
sainete con la espada, siendo el único que se fue de
vacío, ya que Jesús Nieto, de la Escuela Taurina
de Algeciras, pese a enfrentarse al peor añojo del
encierro, también supo solventar la papeleta, pese
a los nervios y los lógicos errores de la faltad de
experiencia.