El Alcázar de los Reyes Cristianos acogió el
sábado la XVII Noche Flamenca, organizada por la Federación
de Peñas Cordobesas, en la que se dieron cita algo más
de tres mil personas pertenecientes a las peñas de la
ciudad y de la provincia. En una noche muy calurosa --aunque
más soportable en el agradable recinto donde se celebró
el espectáculo--, el público mantuvo un gran silencio
durante todas las actuaciones, con ese gran respeto que los
aficionados cordobeses suelen tener a presentadores y artistas.
En esta ocasión, el homenajeado fue Lucas de Ecija, que
recibió del presidente de la Federación de Peñas,
Francisco Castillero, un hermoso guadamecí, mientras
el Concejal de Ferias y Festejos, Marcelino Ferrero, hizo entrega
de un bello ramo de flores a la esposa del artista. Lucas de
Ecija recibió igualmente un cordobán, obsequio
de los flamencólogos que han convivido durante muchos
años con el cantaor ecijano pero cordobés de adopción;
Rafael Romero, Rafael Guerra y Paco Pérez, estos dos
últimos presentadores y coordinadores del acto.
COMPORTAMIENTO EJEMPLAR
El comportamiento del público, totalmente en silencio
en cada una de las actuaciones, silencio que se rompía
sólo al final con grandes ovaciones a cantaores y guitarristas,
fue muestra suficiente de que las actuaciones fueron del agrado
de todos; desde la del propio homenajeado, que acompañado
por Manolo Silveria intervino con soleás y fandangos
del Sevillano; Elu de Jerez, con la misma guitarra, por malagueñas,
tientos tangos, soleás, fandangos y bulerías,
con lo que finalizó la primera parte. En la segunda mitad,
dos jóvenes flamencos de nuestra provincia, Raúl
Alcántara El Troya , acompañado a la guitarra
por Jesús Zarrías, que completaron su actuación
con malagueñas, tangos, peteneras y fandangos.
Como último artista, el maestro Antonio Fernández
Díaz Fosforito , que intervino en el mismo lugar donde
hace cincuenta años ganaba los más sonados premios
nacionales. El cantaor realizó un largo recorrido por
sus mejores cantes, con ese amor propio y ganas de agradar que
le caracterizan. No cabe duda de que, en su Córdoba,
siempre será el gran maestro del cante. Fosforito estuvo
acompañado igualmente por la guitarra amiga y conocida
de Manolo Silveria.