Parte
del legado patrimonial asiático, fruto de la convivencia
entre culturas, se encuentra también en Écija.
A esta conclusión llega el profesor Pedro Luengo, al
realizar sus estudios sobre Francisco Varo (1627), que fue
un monje sevillano de la orden de los dominicos que ingresó
en el antiguo convento de San Pablo de Sevilla, donde fue
reclutado para realizar misiones en oriente. Este profesor
rescata la obra de este monje sevillano que escribió
la primera gramática de chino mandarín y que
sería su obra más importante: Arte de la lengua
mandarina (1703).
Luengo,
que imparte Arte y Estética Oriental en el nuevo
Grado en Estudios de Asia de la Universidad de Sevilla,
comenzó a estudiar a este personaje a raíz
de una base de datos que está creando la Universidad
de San Francisco (EEUU) y que recoge a los misioneros europeos
que trabajaron en China. En esa misma lista no hay apenas
datos referentes a los misioneros españoles, por
no haberse dedicado los investigadores a ello.
El profesor
destaca que la obra de Varo es esencial para el estudio
de la lengua china y su cultura y se centra en el estudio
histórico de la arquitectura y arte en Asia Oriental
como modelo de la primera mundialización, algo que
tiene unas repercusiones en la cultura contemporánea.
Resalta
el trabajo para recuperar el legado patrimonial asiático
fruto de esa convivencia entre culturas. "Sevilla cuenta
con un gran número de piezas de China, Japón
y Filipinas a las que aún no tienen acceso la ciudadanía
general", desvela el profesor de la Universidad de
Sevilla. Y añade: "El patrimonio esta repartido
por la provincia en varias instituciones religiosas: tanto
en la Catedral de Sevilla, la Iglesia de Santa Cruz de Écija,
y también en Marchena", donde asegura "se
han quedado con más de tres siglos de historia".