¿Camps
y Costas podrían haber sido sobrinos de los 7 niños
de Écija?.
Ponemos
en situación antes del Artículo:
La fiscal
Míriam Segura, encargada de exponer el informe final
de la acusación pública en el juicio contra
el expresidente de la Generalitat Francisco Camps y el ex
secretario general del PPCV y diputado, Ricardo Costa, por
un delito de cohecho impropio pasivo en la 'causa de los trajes'
derivada del 'caso Gürtel', ha expuesto hasta 18 motivos
que considera que han quedado probados para condenar a ambos
acusados en un juicio que ha negado que sea "político"
y en el que ha recalcado que esta parte no ha recibido "ninguna
indicación" para sostener su acusación.
VALENCIA, 19 (EUROPA PRESS)
Artículo:
Heterodoxos españoles de RAFAEL MARTÍNEZ SIMANCAS
18/01/2012 - Diario de Leon
Un
siglo largo después de publicarse la gran obra que
consagró a un jovencísimo Marcelino Menéndez
y Pelayo, Historia de los Heterodoxos Españoles, urge
crear una edición revisada en la que se incluya a esta
generación nietos de Rinconete y Cortadillo, a su vez
sobrinos de Los Siete Niños de Ecija y primos de El
Dioni por parte de madre. Sus hazañas no pueden quedarse
en el papel de un periódico que luego se olvide y no
se tenga con ellos el recuerdo que merecen.
Al
margen de lo que dicte la sentencia en el juicio de Camps
hemos escuchado la frase definitiva por parte de un antiguo
colaborador suyo. Alvaro Pérez le calificó de
«gilipollas», a secas, tal y como se recoge en
otro tratado formidable como es el El Gran Libro de los Insultos
de Pancracio Celdrán, el castellano maneja una enorme
riqueza semántica a la hora de insultar a alguien.
Pérez pudo elegir otro adjetivo pero prefirió
éste y al autor hay que respetarlo siempre porque suyo
es el mérito de dar con la palabra exacta. Así
pues creo que, a falta de editorial que se comprometa, ya
tenemos el título para la nueva obra: «De amiguito
del alma te quiero un huevo, a eres un perfecto gilipollas»,
ese libro se puede agotar con la tinta caliente. No hay frase
que defina mejor el hundimiento moral del alegre pelotazo
del pasado, nada nos califica y nos pone en nuestro sitio
como una traición telefónica desvelada, de aquellos
tiempos estas escuchas. Eso, y ver a Camps leyendo un libro
en la Sala es conmovedor (sabíamos que el expresidente
valenciano podía conducir un descapotable por la pista
de los Fórmula 1, y lo hacía sosteniendo el
volante en una mano y saludando con la otra); a su lado la
sin par Rita Barberá. Pero para leer le hacen falta
las dos manos y estar sentado en un banquillo, nunca es tarde
para llegar a la Literatura.
Solo
por estas conversaciones de taberna habría que incluir
los nombres de Camps y de Costa entre los nuevos heterodoxos
españoles. Ya don Marcelino en las «advertencias
preliminares» de su obra nos hace referencia al que
calificó de gran polígrafo valenciano, Gregorio
Mayans que tuvo que luchar contra algo tan rotundo como era
«el espíritu cismontano que dominaba entre nuestros
canonistas». Y ese calificativo «cismontano»
se le podría aplicar a Camps que lee las traiciones
que le hicieron al Santo Job como si compartiera algo con
aquel hombre rico que se sintió tentado por Satanás,
pero el diablo no logró doblar su pulso, y salió
triunfante con el doble de lo que antes tenía según
dice el Antiguo Testamento.
En
el caso de Camps si sale con el doble de lo que tenía
le va a faltar armario para guardar chaquetas. Eso, y cambiar
de teléfono móvil también.
Artículo
en el Diario de León.