"Adriano del Valle, mi padre" es el título
del libro presentado por el crítico Juan Manuel Bonet
y el hijo del poeta de igual nombre. El volumen ha sido publicado
por la editorial Renacimiento, en colaboración con la
Diputación de Huelva, la Fundación el Monte y
el Centro Cultural Generación del 27.
El poeta Adriano del Valle (Sevilla, 1895 – Madrid, 1957)
fue viajante de comercio del negocio paterno en su juventud.
Su vocación poética descubierta a través
de la lectura de "Cantos de vida y esperanza", de
Rubén Darío, le llevó, entre mediados de
los años 10 y 1936, a recorrer el modernismo, el ultraísmo
y el surrealismo. Conoció a Federico García Lorca
en 1916 y fundó en Sevilla, en 1918, junto a otros jóvenes
poetas hispalenses, la revista "Grecia", y posteriormente,
las revistas "Papel de Aleluyas" (Huelva) y "Santo
y Seña" (Madrid). Recibió el Premio Nacional
de Poesía en 1933 por "Mundo sin tranvías".
Su primer libro publicado, "Primavera portátil",
no apareció hasta 1934. Fue autor de una abundante obra
plástica, entre la que destacan los collages realizados
con viejos grabados influenciados por los de Max Ernst.
En la posguerra dirigió la revista cinematográfica
"Primer Plano" y trabajó en el Instituto Nacional
del Libro Español. Su tercer libro, "Los gozos del
río" (1940) recoge versos de su período ultraísta,
fechados entre 1920 y 1923. Al final de su vida proyectaba un
libro en que hubiera combinado verso e imagen y que llevaba
por título "Ábrete Sésamo".
El poeta Adriano del Valle era un hombre corpulento que llegó
a pesar más de cien kilos como se aprecia en los espléndidos
retratos que le hicieran Manuel Ortega y Vázquez Díaz.
Hombre jovial y cariñoso falleció de cáncer
de pulmón aunque no fumaba pero sufría de asma.
"Mi padre empezó vendiendo juguetes que fabricaba
mi abuelo asturiano, nacido en Tasones, otro antecesor con el
nombre de Adriano del Valle, que los fabricaba. Fue el inventor
de "Don Nicanor tocando el tambor", el "Ratoncito
corredor", coches rodantes y otros. Mi abuelo se había
casado con una sevillana de origen francés, Amalia Rossi",
cuenta el hijo del poeta. "Después mi padre fue
representante de la maquinaria agrícola de Ajuria Enea
y viajaba por todos los cortijos andaluces. Tenía que
mantener a siete hijos, seis niñas y un varón
que soy yo", añade.
"Fue al llegar a Madrid cuando pudo dedicarse por entero
a escribir. Él había escrito su primer libro en
Écija entre 1920-23, pero no lo pudo publicar por falta
de recursos, por eso Gerardo Diego no lo pudo incluir en su
"Antología de la Generación del 27"",
explica el hijo del poeta.
ENVÍA
ESTA PÁGINA A UN AMIGO
Indica su e-mail:
Información:Julia Sáez-Angulo.
Artes Hoy .(14/01/2007)