La
empresa Interplase, en Écija, pone en marcha una iniciativa
para ayudar a enfermos con la compra de tapones.
Marco
Antonio Márquez es el padre coraje de Alejandro, un
pequeño sanluqueño que sufre una parálisis
cerebral que le impide jugar con la libertad de la que presumen
otro niños. Sus movimientos carecen de soltura, pero
su mirada derrocha luz. Marco lucha cada día para ofrecerle
una vida mejor.
Para
ello, investiga sobre los últimos avances en tratamientos
y terapias, viaja a clínicas de toda España,
visita a los mejores especialistas y guarda 20.000 kilos de
tapones de colores en una casa abandonada del municipio que
perteneció a los padres de sus suegros.
Esta
última acción cobra sentido cuando cada tonelada
de estos envases supone dinero para afrontar los gastos de
todo lo anterior. Algunas plantas de reciclaje, como Interplase,
en Écija (Sevilla), han puesto en marcha una iniciativa
que ofrece a las familias que sufren este problema la posibilidad
de intercambiar tapones por euros. Cada tonelada de estos
envases tiene una recompensa de 250 euros. Eso sí,
para optar a este derecho, los padres de los niños
deben justificar la enfermedad con papeles. De esta forma,
se evita que una proyecto social se convierta en negocio.
Una
vez que transportaba las bolsas de estos envases hasta la
casa de los padres de sus suegros, inspeccionaba su contenido
y los guardaba en sacos grandes, una labor en el que Marco
resalta la ayuda de su amigo Juan Parrao, que lo acompañaba
con su furgoneta en el recorrido. Y así llegó
a los 20.000 kilos que hoy tocan el techo de la vivienda de
la familia política de Marco.
Para
transportar los tapones hasta la planta de reciclaje, lugar
del intercambio, Marco necesita un medio de transporte que
pueda asumir el peso de la carga, ya que alquilar un camión
supondría un gasto extra que restaría ceros
a la cantidad final, y con ello a la suma que dispondrá
para la operación de Alejandro. «M e gustaría
que algún voluntario me ayudara a llevar los tapones
hasta su destino final. No puedo asumir el coste del transporte
y necesito el dinero para mi hijo», subraya el sanluqueño.
Con este paso culminaría con un final feliz una historia
de lucha y superación.