El
Jueves Santo y la madrugá de la Semana Santa de Écija
se ven afectados en por la lluvia.
Las
prediciones meteorológicas que desde hace unos días
se preveían para el jueves, se cumplieron y dejaron
sin poder salir a la Sangre, el Silencio y San Juan.
La Hermandad
de Confalón realizó un rápido por las
calles adyacentes de la Feligresía: Templo - La Victoria
- Cañaveralejo - Puerta Osuna - Mendoza y templo.
Las decisiones
de las Hermandades de la Sangre y Silencio, que no salieron
ante el anuncio de agua, vieron como se cumplían los
pronósticos cuando a partir de las 00,15 horas comenzaron
las precipitaciones.
Posteriormente,
la Hermandad de San Juan, a la hora de su salida, continuaban
las lluvias intermitentes que se sucedieron durante toda la
noche.
SIGNIFICADO
DEL JUEVES SANTO
El
Jueves Santo Jesús se reunió con sus discípulos
para celebrar la Pascua en una cena especial en la que lavó
los pies a sus discípulos dándoles ejemplo de
humildad y amor, instituyó el Sacerdocio con las palabras
“Haced esto en memoria mía” al convertir
el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre, momento en el
que también instituye la Eucaristía para así
quedarse con nosotros para siempre.
Llegada
la noche, Jesús se retiró, junto con Pedro,
Santiago y Juan a orar en el Huerto de Getsemaní. Es
ahí donde Jesús acepta cargar con los pecados
de toda la humanidad antes de su pasión. Fue inmensa
su agonía, sufría a tal grado que sudó
gotas de sangre. Aún así, acepta seguir adelante:
“No se haga mi voluntad, sino la Tuya”.
Seguramente
sabía que pronto le iban a apresar. Y así sucedió.
Un gran número de hombres armados con espadas y garrotes,
con Judas Iscariote a la cabeza, llegaron al lugar. Judas,
el apóstol que lo vendió por 30 monedas de plata,
se acercó a Jesús y lo besó, así
pudieron aprehender a Jesús.
SIGNIFICADO
DEL VIERNES SANTO
Volvemos
a vivir con Jesús su Pasión: la aprehensión,
interrogatorios, flagelación, coronación de
espinas y la crucifixión.
Este día
recordamos la Pasión de Nuestro Señor: su aprehensión,
los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación,
la coronación de espinas y la crucifixión.
En aquel
entonces, la crucifixión era la ejecución más
cruel y degradante que se conocía. Un ciudadano romano
no podía ser crucificado. La muerte sobrevenía
después de una larga agonía.
Jesús
en la cruz, con un sufrimiento físico y moral muy grande,
fue capaz de perdonar a los que lo ofendieron.
Las “siete
palabras" de Jesús son el testamento que nos deja
al morir y emprender su partida al Padre:
• Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
• En verdad te digo, que hoy estarás conmigo
en el paraíso.
• Mujer ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes
a tu Madre.
• Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has abandonado?
• ¡Tengo sed!
• Todo está cumplido.
• Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Desde
la cruz, Jesús nos termina de dar su mensaje de amor
y salvación dejándonos a su Madre y enseñándonos
a perseverar hasta el final. El sacrificio de la cruz se vuelve
a vivir en cada Eucaristía, por medio de ella, Jesús
sigue vivo y permanece con nosotros.
El Viernes
Santo lo conmemoramos con un Via Crucis solemne y con la ceremonia
de la Celebración de la Pasión del Señor
en la que se hace la adoración de la cruz.