Inicio Portal

TODO ÉCIJA
MUNDO HOY

En septiembre de 1587, Cervantes fue enviado a Écija para recoger trigo. Posteriormente visitaría la ciudad muchas veces.

Foto: Miguel de Cervantes

 

Las estancias andaluzas de don Miguel, desplazado a la región como "juez de comisión" por delegación real, señalan un itinerario proceloso e incierto en el que el futuro autor del 'Quijote' hubo de padecer todo tipo de oscuras tribulaciones, hasta ser por dos veces excomulgado y encarcelado.

1.Cuéntase que aprovechando el traslado de las reliquias de Santa Leocadia a Toledo (abril de 1587), Cervantes se sumó a la procesión cuando transitaba por Esquivias y sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, dejó casa, Esquivias y esposa y se fue a Sevilla. Se sabe que allí se alojó en una posada, la muy famosa de Tomás Gutiérrez, frente a las gradas de la catedral, en la que se acomodó durante un tiempo. Esas semanas fueron las que emplearía para establecer los lazos de la solidaridad horizontal, entre sus viejos conocidos de infancia, con un fin, asegurarse un futuro que, por motivos desconocidos, Esquivias no le había dado. Pasó así cuatro meses, hasta mediados de septiembre en los que Astrana le imagina subiendo y bajando a Córdoba y a Cabra, en pos también, de la citada solidaridad familiar.
2.Mientras tanto, le cortó la cabeza Isabel I de Inglaterra a la reina de Escocia María Estuardo (18 de febrero de 1587), saqueó Drake Cádiz (29 y 30 de abril de 1587). Estos motivos empujaron a Felipe II a poner en marcha una importante armada contra Inglaterra, en la esperanza de acabar con tanta perfidia herética y de asfixiar sus ayudas a Flandes rebelde. Aquella Armada iba a ser la más grande nunca hasta entonces juntada, superior a la victoriosa de Lepanto. Pero para su provisión, se necesitaban hombres que cooperasen en su abastecimiento.

Y así es como, de repente, a los meses de inactividad pública (porque no sabemos a qué se dedicó en el día a día nuestro autor), siguieron los de la compulsión: un tal Diego de Valdivia, Alcalde de la Real Audiencia de Sevilla, tenía la comisión regia para la recaudación de los bastimentos. Y sin que sepamos cómo, Cervantes entró a su servicio.

3.En los primeros días de septiembre fue enviado a Écija a recoger el trigo con el que hacer aquel durísimo pan de a bordo, el famoso "bizcocho" que sólo era comestible empapado en agua. Cervantes fue allá –dignifiquémosle objetivamente– no como "recaudador" (más de una vez he leído con tono peyorativo que iba de "recaudador de impuestos"), sino como "juez de comisión", esto es, por delegación real, con capacidad para la administración de Justicia en lo que afectara a su cometido; acompañado por alguaciles y a cuyas órdenes habían de ponerse los ayuntamientos, por lo que podía apresar a quien entorpeciera su trabajo; requisar o embargar todo lo necesario para poderlo cumplir.

El 18 de septiembre de 1587 salió de Sevilla y el día 20 llegó a Écija. El día 22 el Ayuntamiento de la localidad se hacía eco de que había llegado el juez de comisión regio y de que llegaba con la intención de sacar todo el trigo que hubieran los vecinos, dejándoles el necesario para comer y sembrar.

Recordemos que a la sazón, presidía aquel Ayuntamiento, en oficio de Corregidor, Cristóbal Mosquera de Figueroa, no sólo deudo del marqués de Santa Cruz, sino elogiado por Cervantes años atrás en La Galatea; favor que le devolvió exaltando el valor de Rodrigo de Cervantes en las Azores en su Comentario en breve compendio de disciplina militar…, obra poliorcética que, en fin, llevaba, a su vez, un poema encomiástico de Cervantes. Corregidor y juez de comisión se conocían y apreciaban. Ahora bien, Cristóbal Mosquera de Figueroa iba a estar sólo una semana en el cargo, porque a 1 de octubre de 1587 tomaba posesión el siguiente Corregidor. No obstante, aunque el encargo fuera peliagudo y el apoyo volátil, contaría el inexperto comisionado con el favor del presidente del municipio y sus experiencias. Impagable ayuda, sin duda, aunque en Écija eran reacios a volver a soltar trigo.

Lógicamente, su superior Valdivia le acuciaba y él se sentía agobiado. Así las cosas, obró como ha de obrar un juez de comisión. Optó por usar la fuerza y obligar a la entrega de las fanegas que consideró en justicia durante todo el mes de octubre.

4.De entre el trigo recaudado, hubo partidas procedentes de pagos de diezmos y en propiedad de eclesiásticos, de tal manera que aquel individuo había sido capaz de obrar contra los bienes de la Iglesia: la primera excomunión le cayó y permaneció hasta 28 de febrero de 1588.

Pero Cervantes siguió con su comisión en Écija y luego en La Rambla (desde el 20 de noviembre de 1587), a donde llegó con su superior Diego de Valdivia. Allí lograron concertarse con el ayuntamiento en las fanegas que se les entregarían, encargándose el municipio de su recaudo. Valdivia se retiró a Córdoba y a Cervantes se le ordenó dirigirse a Castro del Río. La estancia en Castro del Río fue, por fuerza, más seria que en La Rambla. Hubo de meter en la cárcel a un contradictor y, en fin, recibió la segunda excomunión.

De Castro del Río, pasó a Espejo y terminada la requisa volvió a La Rambla. Por esos días le acompañaba un primo hermano, Rodrigo, que tal vez venía desde Cabra. De La Rambla, pasó a Córdoba (finales de 1587-principios de 1588) y antes de mediar enero de 1588 estaba en Sevilla, cerrándose así su primera comisión. Era el momento de rendir cuentas y cobrar lo que se le debiera. Él hizo lo primero; el rey no hizo lo segundo. Al tiempo, Valdivia era substituido por un Antonio de Guevara.

5.Así las cosas, el 22 de enero de 1588 volvía a ser nombrado comisario pero esta vez para la saca de 4.000 arrobas de aceite de Écija, también para la Armada de Su Majestad. Sólo logró la mitad de lo necesitado. El día 24 de febrero firmaba un poder en Sevilla para que Hernando de Silva hiciera las diligencias necesarias para que se le levantaran las censuras eclesiásticas de Écija. En marzo de 1588 andaba nuevamente por Écija, con el tema del aceite y del trigo del año anterior. En abril daba un poder a Rodrigo para que interviniera por él para la suspensión de las censuras de Castro del Río. A finales de mayo, regresaba a Sevilla a rendir cuentas de nuevo.

6.En esas fechas, debió componer los primeros versos a la Armada que acaba de zarpar: "Bate, Fama veloz, las prestas alas...". El caso es que a mediados de junio de 1588, volvió a ser enviado a Écija (llegó a primeros de julio) y le empezaron a pagar sus salarios adeudados… con nueve y diez meses de retraso. Pero, como a su vez también, el rey tenía importantes deudas en Écija, el ayuntamiento se negó a dar nada más al comisionado.

7.Y mientras iban y venían los correos y en sus faltriqueras las quejas, Cervantes recibía una comisión más (9 de julio de 1588): sacar de Écija todo lo que hubiera en trigo y cebada. Las cosas iban de mal en peor. El 5 de septiembre, fue a Marchena y Las Paradas a comprar aceite, hecho lo cual, volvió a Écija a los quince días. En 20 de octubre se le encargaba una nueva requisa en Écija y Marchena. A finales de noviembre se pagaba casi todo lo embargado hasta entonces. A primeros de 1589 se instaló en Sevilla y negoció el envío de dineros a Écija y a los pueblos en que el rey era deudor. Volvió a Écija, corrieron los meses de marzo y abril, hubo pagos a sus subalternos, dio por finalizada la comisión una vez tomado todo el trigo que se le había ordenado y acabada la molienda. A él se le debían 112.608 maravedíes, salario de 276 días. A pesar de ello, instalado otra vez en Sevilla, salda cuentas con su hostelero y entrega poderes para que en su nombre se cobren sus sueldos o se defiendan sus cuentas. Es el 26 de junio de 1589. Cervantes se va de Andalucía. No sabemos si pasa por Esquivias, pero para en Madrid por unos meses, ya que a primeros de enero de 1590 está, de nuevo, en Sevilla.

8.Entonces se le encargó otra comisión más en Carmona y alrededores para comprar aceite (febrero de 1590-abril de 1590); concluido tan exasperante trabajo, se recluyó en Sevilla y preparó la petición para pasar a Indias (21 de mayo de 1590). La vida de Cervantes en los meses siguientes es un misterio. Al fin, en 27 de agosto de 1590 presentó la primera relación jurada de sus cuentas; no eran tiempos de alegrías. Como Cervantes, otros tuvieron que presentar sus cuentas y la justicia de Felipe II fue implacable porque después del fiasco de 1588 había que "remoralizar" hasta el aire de los vientos. Unos comisarios fueron presos, otros ajusticiados. Pero aún no le tocaba el turno a Miguel.

9.Destituido Guevara, su lugar lo ocupó un vizcaíno, Pedro de Isunza (23 de abril de 1591). Son los tiempos de las requisas en Jaén, Úbeda y Baeza, Estepa y Pedrera (otoño de 1591) y de ahí a Sevilla. Luego (desde noviembre) a Montilla, Aguilar (diciembre), Montilla de nuevo (Navidad y Año Nuevo), Olivares (enero de 1592), Porcuna (idem) y de ahí a Aguilar (3 de febrero de 1592), Martos (7 de febrero), Alcaudete (18 de febrero), Arjona (21 de febrero), Lopera, Arjonilla, Marmolejo, Monturque (7 de marzo, con dudas), Linares (al día siguiente), Begíjar (9 de marzo)… Simultáneamente, algunos de sus ayudantes iban a otros pueblos: Nicolás Benito a Teba (en Málaga, desdichada subcomisión) Diego López Delgadillo a Torres (24 de marzo) y Antón Caballero a Villanueva de Andújar (26 de marzo) e Iznatoraf… No sabemos si fue entonces cuando visitó el santuario de Nuestra Señora de la Cabeza y sus fiestas, descrito todo ello en el Persiles VI, III.

10.A finales de mayo, andaba de nuevo por Sevilla, reclamando sus jornales desde enero: se le abona ese mes y el siguiente. A mediados de julio estaba aún en la capital andaluza y posiblemente pasó todo el verano muy enfermo: ha de certificar rutinariamente, por medio de una carta pago, el dinero que ha pasado por sus manos durante la comisión. Al mismo tiempo tenía lugar el finiquito de sus cuentas de la comisión de Écija y se consideraba que de los dineros que le había entregado el rey para pagar las compras de trigo y los gastos a de transporte y molienda, no había justificado correctamente a gusto de los contadores hasta 27.046 maravedíes. Se ejecutó la deuda: Cervantes no pudo pagarla y se actuó contra sus avalistas.

11.El 5 de septiembre firmó un contrato con un empresario teatral, Rodrigo Osorio, por el cual –entre otras cosas– se comprometía a escribirle seis comedias, una a una, que se estrenarían a los veinte días de la entrega y que en el caso de que fueran "de las mejores comedias que se han representado en España", le pagaría por cada una 50 ducados y si no, no. Pero las comedias nunca se escribieron. Sabemos ya que ante ciertos desmanes que hubo en las recaudaciones andaluzas, Felipe II mandó inspeccionar cuentas y procedimientos de los recaudadores por medio de "jueces de comisarios". Sus actuaciones serían durísimas, implacables. En el procedimiento, al historiador le recuerdan las de la Santa Hermandad. En cualquier caso, de un día para otro, a Cervantes se le llamó a Castro del Río (no sabemos por qué ni cuándo deja Sevilla y se traslada a este pueblo) y se le exigió que ipso facto devolviera 300 fanegas que había requisado de más y vendido, así como otros cargos, viéndose afectados por la supuesta y probada irregularidad de Cervantes un regidor municipal y un hidalgo: acaso si no se hubiera abusado de ellos, no habría habido quejas… Por otro lado, hay que reconocer que si Cervantes se excedió en sus funciones fue porque necesitaba dinero, que la Real Hacienda no le transfería ni como salario ni como provisión de fondos. El caso es que Cervantes debió pasar un par de días (alrededor del 20 de septiembre de 1592) a la sombra preventivamente para que no se fugara, hasta que encontrara avalistas. Comoquiera que los encontrara, se le soltó.

12.Corrió a Madrid, llamado por su jefe Isunza y luego volvió a Andalucía, en octubre a Écija, Marchena, El Arahal y Utrera. A mediados de noviembre, volvía a Madrid con Isunza a echarle una mano por ciertas acusaciones que había contra éste por malversación de fondos: ¡menudo andaba el rey por esas fechas! A varios comisionados y ayudantes en Andalucía Occidental los habían ahorcado. Tras el sobreseimiento de la causa, a mediados de diciembre de 1592, Cervantes dejaba en Madrid a Isunza enfermo y –lo que resulta más extraño– a su propia familia, poniendo rumbo a Sevilla, en donde tuvo varios alojamientos.

En junio de 1593 murió en el Puerto de Santa María Pedro de Isunza. Le sucedió Miguel de Oviedo, que al confirmar en su puesto a Cervantes, se convirtió en su tercer responsable. Cervantes pasó a ser comisario de los embargos en doce leguas a la redonda de Sevilla.

13.Mala fue la cosecha de 1593. Pero Andalucía producía y producía para las flotas reales: Andalucía era el retropaís, la tierra firme y la despensa de las armadas. En 25 de julio de 1593 está en Palma del Río y alrededores; en 18 de agosto era enviado a Llerena, Villagarcía de la Torre y sus confines. Luego, en septiembre, Villalba de Alcor, Palma del Condado, Villarrasa, Rociana, Bollullos del Condado, Manzanilla, Paterna (ya a mediados de octubre), Almonte (noviembre), condado de Niebla… Durante unas semanas no sabemos de él, porque callan los papeles, hasta que reaparece en 26 de enero de 1594 en Villamanrique. Mientras, ha muerto su impresionante madre en Madrid (19 de octubre de 1593). En junio de 1594 Cervantes abandonó Andalucía rumbo a Toledo, Esquivias o Madrid; más bien creo que a Madrid a negociar algún que otro nombramiento, porque fue designado comisario para el cobro de ciertas tercias, alcabalas y renta de la abuela atrasadas en Granada.

14.El 23 de agosto está en Baza, y de allí, el 9 de septiembre, en Granada. Baja a la costa, a Motril, Salobreña, Almuñécar, Alhama y Loja. Vuelve en octubre a Granada. Sale de nuevo camino de Vélez-Málaga, Málaga y Ronda. En muchos sitios le decían que los atrasos ya se habían hecho efectivos y que no volverían a pagar. En diciembre daba por cerrada esta comisión. Desde Sevilla tenía que llevar a Madrid, a la Corte, el dinero.

15.Cervantes se vuelve tan tranquilo a Madrid a primeros de 1595. Pero su banquero Simón Freire de Lima, que le había expedido la obligación, quebró y con él hubo "banca-rota". Apresuradamente, ante la que se le avecina, Cervantes baja a Sevilla y se encuentra con que los primeros que se han intentado satisfacer con los bienes de Freire han sido los afectados en Sevilla; vuelve al galope a Madrid y solicita del rey permiso para cobrar él primero, porque el alcance no era personal sino sobre cuentas reales; se le autoriza, se le indica a un juez de Sevilla que ejecute la orden real… y Cervantes baja otra vez echando el bofe. Al fin logra el propósito y las garantías, en el verano de 1595.

En el verano de 1597 se debieron revisar sus cuentas de cuando estuvo recaudando impagos de tercias, alcabalas y renta de la abuela de Granada. Recordaremos que algunas autoridades locales argüían que ya habían satisfecho sus deudas y debían aportar documentos en ese sentido. Cervantes los creyó. Cuando tuvo lugar la inspección, quienes consideraron que esos pagos no estaban hechos, fueron los contadores reales: los dineros de Vélez-Málaga no habían llegado a las arcas regias y, por ende, Cervantes debía hacerse cargo del alcance. A primeros de septiembre la Justicia estaba en marcha para poder detener a Cervantes, en caso de que no satisficiera la deuda. La justicia sevillana, que era la encargada de ejecutar la orden real, no interpretó correctamente los papeles y consideró que Cervantes no había pagado nada de nada: sería, pues, un comisario de tantos que abusaba de su comisión. Fue preso a finales de septiembre o principios de octubre. Hechos los descargos correspondientes y comprometiéndose Cervantes a restituir lo que fuera justo, se accedió a soltarle, siempre y cuando diera avales. Pero ya no los consiguió. Pasaron así siete meses.

16.Esos son los días de gestación de aquella obrilla cómica, sarcástica y mordaz, que conocemos como El Quijote.

17.Y, a la vez, rendía cuentas de 1591, de 1592 (¿dónde había ido guardando sus recibos durante estos años?), hasta que en 28 de abril de 1598 presentó la última relación de sus cuentas, las de Teba. ¡Aún en 1608 se le notificó que quedaba un auto contra él por las irregularidades de las cuentas de 1594!

1598. ¡Qué año! En Sevilla muere Arias Montano; en El Escorial Felipe II. La ciudad de Sevilla y sus instituciones, como tantas al final del siglo, están atravesando un momento de violencia tácita social. Cuando se van a celebrar las honras fúnebres, so la excusa de cubrir o no un asiento en negro, se enzarzan en público en una durísima discusión las autoridades que comparten espacio urbano, el Ayuntamiento, la Audiencia y la Inquisición. El canónigo que predicaba se va a la sacristía a concluir la misa. Se suspenden las honras. Y ante el túmulo a Felipe II, un bravucón sevillano "...incontinente / caló el chapeo, requirió la espada, / miró al soslayo, fuese, y no hubo nada". Se había terminado: no eran tiempos de vida y héroes, sino de muerte y bravucones. España estaba en transición.

18.En esos meses, aunque hay un baile de fechas incómodo, abandona Sevilla por penúltima vez. En cualquier caso, se constata su presencia en Sevilla de nuevo en marzo de 1600 y finalmente en julio. Se marchó, entonces sí, de la ciudad andaluza, pero para siempre. Este ciclo vital, iniciado en 1587, había tocado a su fin.

Toda la Información en:

Información: Diario de Cádiz (15/04/2005)