El domingo jubiloso de la Entrada de Jesús en Jerusalén
tuvo lugar con una luninosa mañana en la que los ecijanos
se echaron a la calle para disfrutar por la primera de las cofradías
que recorreran durante estos ocho días de Semana Santa.
La ciudad de Écija disrutó con la elegancia del
paso llevado por los jóvenes que con majestuosida hicieron
su entrada en la Parroquia de Santa María.
El mapa del recorrrido procesional fue el siguiente:
La distancia recorrida fue de 1.590 metros, la velocidad de
5.89 metros por minutos y los pasos dados por los pequeños
nazarenos fueron unos 4.184, aunque la mayoría, los más
pequeñines, dieron algunos muchísimos más
y en otros casos fueron los padres llevándolos en brazos.
El Domingo de Ramos fue una alegría manifiesta por las
calles de Écija.
HISTORIA
La liturgia de la Semana Santa comienza con la bendición
de las palmas y una procesión el Domingo, con una solemne
proclamación de la narración de la Pasión
según San Mateo en la misa.
La procesión de Ramos viene evidentemente del recuerdo
de lo que pasó en la vida de Jesús días
antes de su pasión y muerte. Como ya mencionamos, en
los primeros siglos, en Jerusalén se comenzó a
venerar los lugares donde había sucedido algún
acontecimiento en la vida de Jesús.
"Por eso el domingo anterior al Viernes Santo todo el
pueblo se reunía en el Monte de los Olivos junto con
el obispo y desde allí se dirigían a la ciudad
con ramos en las manos y gritando Viva, como habían hecho
los contemporáneos de Jesús".
La famosa monja peregrina o turista española nos cuenta
como se celebraba el Domingo de Ramos y nos detalla que el obispo
de Jerusalén, representando a Cristo, se montaba en un
burro y que la gente llevaba a sus recién nacidos y a
los niños a la procesión.
Pero cada Iglesia fue tomando esta costumbre y celebrándola
en particular. En Roma para el siglo IV se le llamaba a este
día "Domingo de la Pasión" y en él
se proclamaba solemnemente la Pasión del Señor,
haciendo ver que la cruz es el camino de la resurrección.
Sólo hasta el siglo XI se comenzó allí
también la costumbre de la procesión. Se nos dice
que en Egipto la cruz era cargada triunfalmente en esta procesión.
En Francia y en España en el siglo VII se habla de la
bendición de ramos y de la procesión.
Tras el concilio de Trento se quiso que en todas partes de
la Iglesia Latina se celebrara de la misma manera este domingo
y entonces se juntó lo que se hacía en Jerusalén
(procesión de Ramos) con lo que se hacía en Roma
(celebración de la pasión, como si fueran cosas
distintas, ya que cada una se celebraba con ornamentos de distinto
color y con oraciones iniciales y finales propias.
Con las reformas que hizo el Papa Paulo VI a las celebraciones
de Semana Santa después del Concilio Vaticano II, se
unificó la celebración con oraciones y ornamentos
comunes haciendo ver mas claramente que en ella se vive el único
misterio pascual de vida y muerte y que una y otra de sus partes
se relacionan y se enriquecen mutuamente: no hay verdadera celebración
del Domingo de Ramos sin procesión y sin lectura solemne
de la Pasión en Una misma Eucaristía.
REFLEXIÓN
"Es el hombre tan inconstante y variable, que verdaderamente
lo mueve cualquier viento, como las hojas del árbol.
Bien se echó de ver esto en la Pasión de Cristo.
¿Por qué los mismos hombres que lo bendijeron
en el Domingo de Ramos dándole la mayor honra que dieron
a hombre alguno, en tan breve tiempo lo trataron como el más
infame y vil de los hombres?".
(Evely)
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