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Fco. Fernández-Pro

Susana Díaz Pacheco, además de Presidente de Andalucía, es una lista. Lo escribí hace tiempo en un artículo y lo repito ahora. Primero fueron los datos biográficos que sabíamos; y, después, ha sido su breve, pero intensa trayectoria, en los acontecimientos de los últimos meses, que han derivado en las primarias para elegir al nuevo Secretario General del PSOE (a ver si aprenden los demás partidos…)

Susana es ratona, no leona; y lo sabe. Sabe que sus uñas pintadas no pueden pasar por garras, ni su voz de niñadecatequesistrianera podrá sonar como un rugido. Pero es que, además –y eso es lo peor-, sabe perfectamente que no tiene las suficientes aptitudes para posibilitar la transformación.

Recapitulemos: Susana ha vivido toda su vida de la Política. Hasta cerca de la cuarentena no consiguió licenciarse en Derecho; licenciatura que le costó conseguir diez años de su vida (que es tanto como declarar, bajo juramento, que la sacaron de la cantera de “miembras” del PSOE, de la que salieron Bibiana Aído y compañía)

Para llegar a la Presidencia de la Junta, Susana nunca tuvo que encabezar una lista, ni ser votada por nadie. Primero, Monteseirín la metió de concejal en el Ayuntamiento de Sevilla. Cuando, poco después, su padrino se balanceaba más que el elefante del alambre -porque había un tal Viera que se lo estaba moviendo y andaba más fuerte-, Susana se pasó al bando de Viera.

Cuando a Viera le  hizo la cama un tal Griñán -que venía hecho un mulo, con una navaja trapera con más filo que la espada del CapitánTrueno-, Susanita se pegó como una lapa al navajero que, no sólo la elevó a la Secretaría del PSOE de Sevilla, sino que, de un tajo, le rebanó la napia a un histórico como Gutiérrez Limones, que se le había ocurrido asomarla, con la esperanza de ser él quien la consiguiera.

Más tarde, cuando Griñán –como antes Chaves- se veía ya en los juzgados y tenía que poner tierra de por medio y cruzar Despeñaperros para evitar a la implacable juez Alaya de mis entretelas, Susana y Griñán urdieron una trama para dejar fuera de juego a toda la oposición interna y, saltándose las primarias en Andalucía –que ahora sí que las exigen para el resto de España-, Susana se hizo cargo del cargo, por designación directa, cargándose de paso (y valga la triple redundancia) a un político de la talla de Luis Planas, del que ya nada más se supo.

Ratoncita ella, de agujeros en rincones de despachos, lo de esta mujer es puro arte del acosoyderriboentresusurros, pues sin zarpazos ni rugidos, con sus uñas arregladas y su vocecita menuda-de-parecer-más-condescendiente, Susana se encumbró a la Presidencia de Andalucía (la Comunidad más poblada y con mayores recursos potenciales del Estado), sin haber encabezado una lista electoral, sin haber ganado nunca unas elecciones y sin haberse arriesgado, una sola vez, a la voluntad de las urnas.

Estos antecedentes deberían explicarnos la sonada espantá que protagonizó, cuando –hace sólo un par de meses y contando con todas las papeletas para ser la nueva Secretaria General del PSOE- se le negó el consenso previo que había exigido para su nombramiento en lista única.  Está visto que Susana es ratona y le teme más a un voto libre que a un gato de Villalatas.

En su día, los tejemanejes caciquiles del PSOE-A y los intereses de IU en Andalucía, la hicieron Presidente de nuestra Comunidad y, con ello, la ratona comenzó a parecer leona, intentando –desde entonces- ejercer cuando puede, pero –eso sí- con muchísimo tiento, porque Susana Díaz conoce sus límites y es lista como el hambre: tan lista, que hasta sabe que no sabe rugir.

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