PAPELES VIEJOS por Manuel Martín Martín. “Parásitos (in)docentes”
(El escritor y articulista ecijano sale en defensa de los docentes recuperando de la memoria esta columna que publicó el 22/10/2012)
Digan lo que digan los padres o los Ni-Ni, el sistema educativo se va a pique si no corrige el modelo. Para el servicio de Inspección la consigna es el análisis documental. Al director, que solventa las carencias de las TIC en casa, cada vez se le asignan menos recursos. El profesor, que es quien salva la situación, es descalificado con tópicos que podríamos asociar a otras profesiones. Y todos son maltratados por un régimen que no sólo tiñe sus incapacidades de color Moreno en el Mar de los desatinos, sino que, a mayor desgracia, soporta tempestades desde que Sebastián (Er)Cano ancló la tiza en Estepa para tomar los mantecados de por vida en Torretriana.
Al no haber más carta de navegación que la adulación a la Consejería de Educación, los ecos del naufragio se confunden con las voces de los alumnos, que, a tenor del informe de la UNESCO, reclaman la adaptación del currículo a las necesidades y una cimentación que si en Primaria ha de priorizar la lecto-escritura, comprensión lectora y operaciones básicas, en la ESO ha de establecer programas específicos para los que no superaron las competencias básicas y de mejora del aprendizaje y de cualificación profesional para evitar el abandono escolar temprano.
No apruebo los recortes salariales a los funcionarios. No aplaudo a los que les limitan las condiciones de trabajo, ni pondero a quienes destruyen tantas vocaciones soñadas. Pero sí delato a esa casta inútil -vividores, liberados y asesores de la nada- que, aparte de no garantizar los principios de igualdad y equidad, vegetan del ISE Andalucía en Mairena del Aljarafe, a la Delegación Provincial, pasando por la Agencia de Evaluación en Camas o por Torretriana, sumando así la mayor carga de jetas del sistema, desertores de la tiza que no están sujetos a ningún criterio de eficacia y eficiencia ni a responsabilidad alguna por su gestión y/o descontrol de resultados.
No procede estigmatizar, pues, al funcionario útil, porque quien impide la competitividad es el improductivo que desayuna tres veces, que se escaquea o que se da de baja sin estar enfermo. Cámbiese el Estatuto de la Función Pública. Que una oposición no sea irreversible para mantener el empleo. Y el parásito a trabajar, verá como los (in)docentes protestan menos por la ausencia de privilegios y más por la demanda de los centros, que deben hasta el polvo de las pizarras.
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