Écija – El Portal Temático Cultural

Fco. Fernández-Pro

Mala cosa es esta de vivir en una continua paradoja. Tanto es así que dotamos con partidas millonarias a la Ley de la “Memoria Democrática” y todos los días nuestros gobernantes dejan patente el gravísimo Parkinson Democrático que padecen.

La Democracia nos obliga, por ejemplo, a formar a los ciudadanos para que voten en libertad -es decir, bien informados, sin complejos y sin falsos miedos- para que, así, cada vez sea más justa la voluntad de las urnas. En vez de esto, nuestros gobernantes coartan e imponen directrices a esa formación y etiquetan y anatemizan a los que no siguen sus dictados: ciudadanos “políticamente incorrectos” a los que, por el simple hecho de serlo, antes los llamaban rojos y ahora los tildan de fascistas.

La Democracia nos obliga, también, a respetar las normas del Juego Democrático y, para garantizarlas, nos dimos leyes razonables y consensuadas, que se redactaron y se modifican en el seno del Poder Legislativo,confiándole su cumplimiento a la Justicia y los jueces, así como preservando su continuidad en el tiempo -independientemente del color de los gobernantes- gracias a resortes específicos y mayorías cualificadas, que pudieran evitar la tentación autocrática de cualquier gobernante con sueños megalómanos de dictador. Sin embargo, ahora se pretende distorsionar la lectura de esas normas y “saltarse a la bartola” sus garantías, retorciendo los resortes que nos dimos cuando votamos nuestra Constitución e imponiendo personajes afines en los Órganos Judiciales para procurar trastocar los porcentajes de votos necesarios que siempre garantizaron el Espíritu de nuestra Democracia y la independencia del Poder Judicial.

Cuando tomamos distancia entre lo que dicen y hacen los que nos gobiernan, observamos esta paradoja, posiblemente surgida del ego y la soberbia. Está claro que no se puede servir al Pueblo anteponiendo el revanchismo, los privilegios del cargo y los complejos endogámicos de los independentistas, al entendimiento y a los principios de respeto y diálogo en los que se sustenta nuestra Democracia.

Definitivamente somos una Paradoja. ¿Cómo hablamos de “Ley de Memoria Democrática” cuando, los que nos gobiernan, todos los días nos ofrecen el espectáculo de su violación?. ¿Cómo podrán recurrir a la Memoria -que debe ser de todos-, si la memoria que esgrimen sólo sirve para desvincularse de los diferentes? ¿Cómo nos acercarán a la Democracia los que se saltan la Ley para favorecer a unos pocos privilegiados y defender sus intereses, desvinculándose del Diálogo, condenando a los disidentes, despreciando a los contrarios y fusilando la Palabra que interroga?

¿Hasta cuando abusarán de nuestra paciencia?

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