Écija – El Portal Temático Cultural

Jugar es algo inmanente al ser humano, no lo vamos a perder por mucho que crezcamos, desde el bebé que experimenta su primera risa ante una mueca vacilona hasta el anciano que degusta su café de media tarde echando una partida de dominó con los amigos. Jugar para pasárselo bien, pero siempre hasta cierto punto.

Los videojuegos son uno de los sectores pioneros a nivel mundial y si bien generan millones de empleos al año, muchos son los casos de adicción y violencia en ellos. La toxicidad que se respira en los chats de cientos de partidas es buena prueba. Es solo un juego, tu estado anímico no puede responder al movimiento virtual de un personaje o a lo que sale de un cofre.

Muchos son los “youtubers” que destrozan mandos, sillas a por un cabreo pasajero, y todo esto para el alborozo de miles de seguidores al otro lado de la pantalla, muchos de ellos trasnochando para no perderse nada. Hablamos de adicción, promovida por la sociedad actual que bombardea a mayores y pequeños con campañas de marketing impulsadas por la industria del juego virtual. Convenciones anuales, semestrales, actualizaciones para renovar esa experiencia de juego de la que parece pender la felicidad.

En suma, es hora de coger al toro por los cuernos, establecer horarios, imponerse a la anarquía de ese producto diseñado para llevar el entretenimiento a otro nivel. En definitiva, es hora de que nosotros tomemos el control.

Pedro Aguilera Sánchez

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