LEVANTA LA MANO por Pedro Aguilera Sánchez (alumno 2º de Bachillerato)
Mirar alrededor, prestando la suficiente atención a lo que se mira, es un ejercicio básico para tener pensamientos e ideas propias. Observar lo que acontece en el mundo con perspectiva o, en otras palabras, la hermenéutica aplicada a la vida cotidiana nos descubre un mundo de contrastes que a menudo suelen pasar inadvertidos ante nuestros ojos.
Las diferencias están ahí: generales como la riqueza y la pobreza o, específicas, como el comportamiento del alumnado en un colegio. Tener o no tener trabajo, cumplir o no los protocolos higiénico-sanitarios marcados por las autoridades, abrir el grifo o andar kilómetros hasta el pozo más cercano… Los contrastes existen, son una realidad. Una vez aceptado esto, tenemos dos opciones: observar o actuar. Dicen que el movimiento se demuestra andando y nuestra actuación puede comenzar por levantar la mano.
Alzar el brazo es un signo universal, se pide el turno, se reclama el centro de atención porque se tiene algo que decir o hacer, desde aportar un nuevo punto de vista a la conversación hasta proponer un plan de actuación para resolver un problema social. En clase lo vemos, levantamos la mano, queremos participar de forma activa en el devenir de los acontecimientos.
Levantar la mano connota participación, la práctica refuerza la teoría, que a su vez es capaz de buscar nuevas formas de mejorar lo que ya hay y eso es precisamente lo que la sociedad necesita: nuevas soluciones, nuevos aires. Todo ello empieza alzando la mano. Si es así, aquí está la mía.
Pedro Aguilera Sánchez
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