Écija – El Portal Temático Cultural

Actualmente, incluso podría decirse que a lo largo de la historia, las personas que vivimos en sociedad acabamos dejándonos llevar por el qué dirán o por qué pensarán los demás. Y lo que es peor, mientras esto ocurre hemos olvidado cómo tener opinión y voz propia.

Esto supone un gravísimo problema, ya que de una forma, diría que incluso pasiva, estamos ignorando aquello que nos hace humanos, y por lo tanto, seres racionales: nos estamos autodestruyendo el sentido crítico, el hecho de poder pensar por ti mismo y, en base a eso, opinar razonadamente. Pero no, eso, desgraciadamente, no ocurre cada vez en más personas; simplemente, tal y como hacen las ovejas, seguimos el rebaño: ¿es que acaso nos hemos convertido en seres no racionales sin darnos cuenta? Y sí, es innegable que la opción a simple vista más cómoda y fácil es eso: no pensar y que los demás lo hagan por mí, porque, total, ¿para qué sirve eso de pensar?

Además, no son pocos quienes afirman que una sociedad que piensa exactamente igual en todo es mejor, ya que no habría discrepancias. Pues bien, ignoran que ese comportamiento ya existe, en los animales. Pero es que nosotros somos humanos, no animales. Paradójicamente, a una sociedad la une sus diferencias, porque no hay mejor sociedad que aquella que día tras día debate y discute para entenderse y poder convivir. Insisto, es cierto que discutimos precisamente por eso, pero también lo es que gracias a ellas, vivimos en sociedad; no a pesar de ellas, sino justamente por ellas.

En conclusión, ¿de qué nos sirve dejarnos arrastrar por estereotipos inútiles? De nada, y es por eso que deben ser dejados atrás. Porque toda aquella sociedad que quiera apellidarse democrática y moderna ha de ser sin duda plural, diversa y tener el mayor número posible de opiniones distintas. Como decía Hipatia de Alejandría: “Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar en absoluto”. Pues eso.

Álvaro Martín Ostos

by