Écija – El Portal Temático Cultural

Ian Gibson, nuestro compatriota de Dublin, ha declarado que es el día más feliz de su vida.

Le comprendo. Es uno de los más emocionantes de la mía. Pienso en quienes como él, han dedicado su vida a la recuperación de la verdad, a la dignificación de la memoria de las víctimas (no de ellas, de su memoria; ellas siempre fueron dignas). Pienso en Ascensión Mendieta, que se nos fue hace nada pero que vivió lo suficiente como para recuperar los restos de su padre, Timoteo Mendieta, una de las muchísimas víctimas mortales del franquismo. Pienso en Fernando Martinez López, mi tocayo doble, que desde la Dirección General de Memoria Democrática se ha desvivido por el buen fin este asunto. En mis queridos amigos Javier Giráldez y Miguel Ángel Melero Vargas, que tan buen trabajo hicieron al frente de la DG homónima de la Junta de Andalucía, primero con Rosa Aguilar y luego con Chiqui Jiménez Barrios. En Diego Valderas, por supuesto, que como vicepresidente impulsó con decisión la Ley de Memoria Democrática andaluza que se aprobó ya con Rosa Aguilar de consejera.

En mí añorada Concha Caballero, nadie mejor que ella podía entender estas cuestiones. En el recordado Carlos Perales, cuyo magisterio ha sido esencial para todos quienes nos hemos comprometido de un modo u otro con los valores de verdad, dignidad, justicia y reparación –que nunca odio ni venganza– de la Memoria Histórica y Democrática.

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