Écija – El Portal Temático Cultural

Octubre 2019
Ramón Freire Gálvez.

Ramón Freire

He recogido, como ya hecho constar anteriormente, respecto a la Semana Santa de Sevilla, diversos artículos, desde 1882 al año de 1889, escritos por el ecijano Benito Mas y Prat, publicados en el semanario al principio mencionado. En ellos, hizo una descripción pormenorizada de todo lo que rodea a dicha fiesta anual religiosa; desde la impresión de los turistas que cada año acuden a la capital hispalense, para presenciar y participar de la Semana Santa, a las obras de la catedral de Sevilla, pasando por las hermandades, los pasos, camareras, armados, público y otros temas adyacentes a ella, con toda serie de detalles y comentarios, demostrativos de haberla vivido activamente y desde dentro de las propias corporaciones religiosas.

En definitiva un lujo que, gracias al archivo de la hemeroteca existente en la Biblioteca Nacional española, he podido recuperar y gozar, como creo que igual les ocurrirá a ustedes, lo que dicho escritor y periodista ecijano, dejó no solo para las lectores de aquella época, sino para nosotros, las generaciones posteriores, pues con la simple, pero intensa, lectura de dichos artículos, dejando volar un poco la imaginación, podemos vivir la Semana Santa sevillana del último tercio del siglo XIX.

El artículo que sigue, aunque con el mismo título que algunos de los anteriores, nos lleva su autor a las obras que estaban realizando en la Santa Catedral de Sevilla el año de 1889, que impidió se celebrara el famoso Miserere así como que se colocara el grandioso monumento que refirió en su artículo del año 1888, al tiempo que realiza una breve reseña sobre la hermandad del Santo Entierro de Sevilla, en la que no puede olvidar la magnífica urna de carey y plata que tenemos en Écija (su ciudad natal) y terminando con unos perfiles interesantes sobre dicha semana mayor.

En definitiva, lo que sigue, es lo que escribió y se publicó bajo el título de:

SEMANA SANTA EN SEVILLA. (1889)
I. MAS NOTICIAS DE LAS OBRAS DE LA CATEDRAL.

En el núm. XII de LA ILUSTRACIÓN dábamos las últimas noticias recogidas acerca del estado de la Catedral, poniendo en conocimiento de nuestros ilustrados lectores que una Comisión de la corte había venido a Sevilla a dictaminar, por orden del Sr. Ministro, y a explorar las obras del templo.

Esta Comisión, que fue numerosa al principio, y de la cual formaban parte varios arquitectos ilustres, cuyos nombres nos dejamos de propósito en el tintero, quedose al llegar a Sevilla en cruz y en cuadro, como suele decirse, resultando por causas más o menos justificadas que sólo uno de los ilustres comisionados ha podido ser informante para los efectos ministeriales.

Mas a este informe le guarda todavía el misterioso velo de Isis, y por lo visto el gran Sacerdote no ha querido tocar al sagrado crespón con su compás de oro. Sevilla, por tanto, no sabe una palotada del asunto, y aguarda con la pena en el corazón y la angustia en los labios a que hablen los oráculos, a que las Sibilas oficiales digan la última palabra.
Extraoficialmente la prensa de Madrid ha vertido algunas especies relacionadas con las declaraciones intimas de uno de los comisionados, y aun se añade a ellas cierta manifestación hecha en Consejo de Ministros por la que puede deducirse que hay opiniones encontradas en el asunto, y que mientras unos aseguran que bastan para volver el templo a su pristino estado cuatro o cinco millones, otros creen que no podrá hacerse la reparación con menos de veinte.

Refiriéndonos a lo que flota por el viento y es del dominio público, diremos que se habla en particular de un informe presentado por el Sr. Avalos, y que ha sido recibido con aplauso por la Academia; de otro informe dado por dos distinguidos arquitectos y un eminente ingeniero, y de otro facilitado por el arquitecto director. También se duelen algunas personas de no haber oído la opinión de D. Demetrio de los Ríos y del Sr. Cubas, nombrados para unirse a la Comisión, y que no pudieron hacerlo por las circunstancias particulares.

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