El doctor en Historia del Arte, Gerardo García León, habla de los ajusticiamientos y asesinatos de mujeres cometidos en Écija
En una entrevista realizada por el Correo de Andalucía al doctor ecijano en Historia del Arte, Gerardo García León, uno de los grandes investigadores del patrimonio histórico-artístico de la provincia de Sevilla, pone de manifiesto los ajusticiamientos y asesinatos a mujeres a manos de sus maridos, cometidos en Écija, siendo la violencia de género ya una constante en la Historia de España.
Destacamos a continuación algunos aspectos relacionados con estas cuestiones:
Referente al libro escrito por Gerardo García y Marina Martín titulado El Rollo de Écija, dedicado a los ajusticiamientos que se practicaban, la pena de muerte y la figura del verdugo, columna donde se exponían las cabezas y los cuerpos de los condenados y que fue muy popular desde el siglo XVI en adelante en toda la provincia de Sevilla, comenta lo siguiente:
En esta época Écija era la tercera ciudad más poblada de Andalucía occidental, con más de 23.000 habitantes. Lógicamente, y debido a esta potencia demográfica, tuvieron que ser muy abundantes las condenas impuestas por los jueces a los numerosos delitos que se cometían en la ciudad y su término municipal. La ubicación del Rollo junto al río Genil, en un lugar muy transitado, en la orilla del camino que comunicaba Córdoba con Sevilla, permitía a todos los viajeros contemplar el espectáculo dantesco del balanceo de los cuerpos de los ajusticiados.
A la pregunta, ¿cuál ha sido su evolución en España hasta su desaparición en los años 70 del siglo pasado?, ¿dispone de datos sobre el último ejecutor de sentencias en Écija?
Desde época medieval, el verdugo o ejecutor de la justicia, era un trabajador al servicio del municipio que tenía sus tareas perfectamente reglamentadas, así como su jornal e indumentaria. A partir del siglo XIX, con la disminución de las sentencias capitales, estos funcionarios quedaron circunscritos a las capitales de provincias, corriendo por cuenta de cada ayuntamiento costear el desplazamiento del verdugo cuando era preciso ejecutar una pena de muerte en ese lugar. El último ajusticiamiento público documentado en Écija tuvo lugar en diciembre de 1850, aunque no se ha conservado el nombre del verdugo ejecutor.
Francisco Delicado en su novela La lozana andaluza(1528) ya hablaba del Rollo de Écija y de lo famoso que era entre las prostitutas. ¿Puede aportarnos más información al respecto?
El Rollo era una columna de granito, reaprovechada de algún monumento romano, elevada sobre una plataforma, dotada con cuatro garfios de hierro en su parte superior, y coronada con un león de mármol que sostenía el escudo de la ciudad. El conjunto debió superar los 8 metros de altura. Lozana, la heroína de esa novela, ejercía en Roma de prostituta y alcahueta, alcanzando fama por sus remedios para curar las enfermedades venéreas. El lenguaje de la obra está lleno de continuas alusiones sexuales, en las que se emplean los más variados eufemismos y metáforas, con total desenfado y falta de pudor. En cierta ocasión, Lozana recibe la visita de cuatro palafreneros que buscaban remedio para sus males y queda sorprendida por el descomunal tamaño del atributo viril de uno de sus clientes, al que llega a considerar “mayor que el Rollo de Écija”.
¿Incluso en los autos sacramentales que se representaban en Madrid se hacía mención a la fama que tenía el Rollo de Écija?
Además de aparecer mencionado en numerosos refranes populares y romances españoles, sobre este monumento ecijano hablaron varios escritores como Sebastián de Covarrubias, Luis Vélez de Guevara, Luis de Góngora, Martín de Roa o Pedro Calderón de la Barca, autor de los famosos autos sacramentales. Para amenizar los entreactos de estos dramas alegóricos de contenido religioso, Calderón compuso numerosos “entremeses o mojigangas”, que eran piezas cortas destinadas a provocar la risa y el entretenimiento del público mediante la sátira burlesca, lo escatológico, lo picaresco o lo erótico. Los autos sacramentales escritos por Calderón en 1662 para la fiesta del Corpus Christi de Madrid incluyeron varios entremeses en los que participaron actores que iban ataviados con disfraces que representaban a la Giralda de Sevilla, la Luna de Valencia, el Potro de Córdoba, el Sastre del Campillo, “la Puente” de Segovia y el Rollo de Écija.
En su libro menciona que en Sevilla, entre los siglos XIII y XIX, el escenario tradicional de los ajusticiamientos fue en la Plaza de San Francisco y documenta que además se alzaron horcas en la Plaza de la Alfalfa y en las principales puertas y caminos de la ciudad. Por tanto, ¿en Sevilla capital también hubo ajusticiamientos de este tipo?
Sí, los ajusticiamientos tuvieron lugar en todas las ciudades y villas dotadas de jurisdicción. La ejecución de estas penas suponía el cumplimiento de las sentencias impuestas por los jueces para el castigo de los delitos más graves.
¿Puede citarnos algunos de los asesinatos más graves cometidos en Écija? Creo que hubo varios referidos a muertes de mujeres a manos de sus maridos.
Fueron especialmente cruentos los del doctor Pedro Bermudo y su familia (1616), así como el robo, violación y asesinato de Luisa de Gándara y sus dos hijas (1745). Desgraciadamente, los asesinatos de mujeres a manos de sus maridos han sido una constante en la historia de nuestro país. En Écija hemos documentado numerosos casos desde el siglo XVI en adelante, detectándose a menudo que la víctima se hallaba embarazada.
Texto extraído de la interesante entrevista realizada por Rosa Carcela para El Correo (24-julio-2019)
Acceso al Artículo completo:
http://elcorreoweb.es/sevilla/los-asesinatos-de-mujeres-a-manos-de-sus-maridos-han-sido-una-constante-en-la-historia-de-espana-HJ5685595?fbclid=IwAR3ZRtQCDKOjXpUr_pzddqoQfdQiUJNsmLHYQQFrchjHmcFXBRyBirsfTB4
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