EL MILITAR ECIJANO, RAFAEL MARÍA DE AGUILAR, FUE PRESIDENTE, Y GOBERNADOR, Y CAPITÁN GENERAL DE LAS ISLAS FILIPINAS, AL QUE SE LE ATRIBUYE LA CREACIÓN DE LA PROVINCIA DE NUEVA ÉCIJA EN DICHO ARCHIPIÉLAGO por Ramón Freire
Enero 2019
Ramón Freire Gálvez
Nos encontramos ante uno de los ecijanos más importantes del siglo XVIII, consecuencia directa de su profesión de militar y los altos cargos que llegó a ocupar en las Islas Filipinas, cuando estas se encontraban bajo dominio español. La cantidad de intervenciones que, por su cargo, tuvo durante su largo mandato, hace que esta biografía pueda resultar un poco extensa, pero pretendo con ella realzar el personaje en cuestión.
Rafael María de Aguilar, nació en Écija, año de 1753, siendo bautizado en la Parroquia de Santa María, hijo de Fernando Pedro de Aguilar y Ponce de León y de Josefa de Santillán y Villasís. (Archivo Parroquial Iglesia Santa María de Écija, libro 25 de bautismos, página 164 vuelta).
Contrajo matrimonio, tras la oportuna licencia y dispensa eclesiástica, en la misma parroquia en 1790, con su sobrina Francisca Javiera de Nieto y Aguilar, hija de Juan Nieto e Inés de Aguilar y Ponce de León Santillán, marqueses de Monsalud. (Archivo Parroquial de Santa María de Écija, libro 115 de matrimonios, página 104 vuelta).
Sobre este militar ecijano, el presbítero Manuel Varela y Escobar, en su libro: Proezas Astigitanas. Bosquejo histórico de la Ciudad de Écija, Sevilla 1893, escribe lo siguiente: “Capitán general de Filipinas, 1793, fundador de Nueva Écija. Procedente de la casa de los Marqueses de Santaella, fue bautizado en la parroquia de Santa María de Écija y habiéndose dedicado a la carrera de armas desempeñó a los cuarenta años el cargo de gobernador en la plaza de San Sebastián. Nombrado jefe supremo del archipiélago filipino, hizo un detenido reconocimiento en sus islas, remediando el mal estado de ellas y poniéndolas en condiciones de poder resistir cualquier ataque. Creó en Manila diferentes cuerpos militares tanto de ingenieros como de línea y milicias provinciales aumentando además de la de artillería. Entre los regimientos se contaba uno de flecheros y otro de húsares, llamados de Aguilar, adoptando el nombre de este. En su tiempo se fundaron diferentes poblaciones y denominó Nueva Écija a una de ellas, en memoria de su patria, la cual es hoy cabeza de partido con bastante 2 vecindario. También edificó en Manila un magnífico hospicio para asilo de mendigos e introdujo el uso de la vacuna que hacia administrar gratuitamente.
Durante su mando intentaron los ingleses hacer en este territorio desembarcos hostiles, pero la ciudad fue siempre defendida por su gobernador con el respetable pie de combate en que la había colocado. Así que en vez de haber estado desempeñando solo tres años este importante cargo, según estaba dispuesto, se le prorrogó hasta trece, en fuerza de las repetidas instancias de los moradores. A su muerte no dejó otros bienes para su familia que el inestimable renombre de su caridad, lealtad y buena fama. Ya había fallecido cuando se recibió en las Islas Filipinas el real nombramiento para que tan distinguido patricio pasase a Méjico en calidad de Virrey, como premio a sus relevantes servicios. El Ayuntamiento de Manila ha colocado después sus restos en un elegante y costoso sepulcro de mármol para conservar las cenizas y perpetuar la memoria de tan ilustre gobernador.
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★EL MILITAR ECIJANO, RAFAEL MARÍA DE AGUILAR por Ramón Freire
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