EN EL VERANO DE 1887 (MES DE JULIO), EL ECIJANO BENITO MAS Y PRAT, PUBLICÓ EL ARTICULO QUE SIGUE, EN LA ILUSTRACION ESPAÑOLA Y AMERICANA, DEL DIA 8 DE AGOSTO DE 1887, SOBRE LOS BAÑOS DE VERANO EN ESPAÑA por Ramón Freire
1 de Julio 2018
(Festividad del Cristo y Señor de la Sangre)
Ramón Freire Gálvez
Ya estamos en el verano astigitano, que no es un verano cualquiera. No sé si al final será como el del 2017, igual, mejor o peor, pero aquí lo pasaremos como ha sido durante toda la vida de los habitantes de nuestra ciudad.
Recuperando de mi archivo lo mucho que poseo sobre el insigne ecijano, escritor, periodista y poeta, cual fue Benito Más y Prat, me viene a la memoria recuerdos de mi niñez, con los baños en el peligroso río Genil y en las piscinas de los años 1960, porque aquel que había podido ver la playa, con sus olas y finas arenas gaditanas o gruesas malagueñas, se podría considerar un ser privilegiado; yo particularmente las disfruté cuando tenía 18 años; algunos conciudadanos míos todavía no han tenido dicho privilegio.
Por eso, en el comienzo de este artículo, que recupero para su lectura al aire del ventilador o a las brisas que emanan del aparato de aire acondicionado o climatizador (qué moderno nos hemos puesto), inserto dos fotografías, una de principio de los años 1900, de la que fue autor Díaz Custodio, en las aguas del Genil cercanas al puente, pues había una teoría médica y prescrita a muchos pacientes, de recibir baños en nuestro río, ya de que dichas aguas eran medicinales y otra fotografía de los años 60, en que eran muchos los ecijanos que se fueron a la que denominaron “playa del chirrión”, para poder amortiguar un poco el calor del verano.
Sin más preámbulos, como diría aquel, paso a transcribir, con algunas ilustraciones recogidas del mundo web, el artículo al que me refería, que se titula:
“FANTASÍAS DE VERANO. LOS BAÑOS.
I. Ya os veo tender la mirada a los cuatro vientos y detenerla en el Norte de España o de Francia, buscando las lontananzas azules del mar y el manso m u r mullo de las olas que van y vienen.
Huele a marisco; la brisa de la costa refresca nuestra piel, y parece que la sangre corre más tibia por las arterias; el paisaje tiene otros tonos, el horizonte se ensancha, las constelaciones se cuentan, el sol se despide más tarde de nosotros, y antes de acostarse da su función de fuegos artificiales sobre las aguas.
¡Con qué placer se saca del cofre el primitivo traje de baño! Muchas veces me he puesto a reflexionar acerca del encanto que tiene para el bañista el calarse esa especie de atavío salvaje que el pudor oficial preceptúa para la vida pública de la playa, y he encontrado trascendentales enseñanzas.
La civilización nos abruma, nos carga, nos encanija; es una tirana cuyos grillos no podemos romper sin buscar pretextos serios y de gran pesadumbre; nuestro afán por volver al delicioso Tadmor, a la sencilla vida paradisiaca, nos lleva como de la mano a Biarritz o a las costas cantábricas.
ARTÍCULO COMPLETO EN FORMATO PDF:
★EN EL VERANO DE 1887 Y EL ECIJANO MAS Y PRAT por R. Freire
Lo siento no hay comentarios todavía, pero puedes ser el primero en comentar este artículo.
Escribe un comentario