LOS TOQUES DE CAMPANAS TRADICIONALES DECLARADOS COMO BIEN DE INTERÉS CULTURAL INMATERIAL (BIC) por Juan Méndez Varo
En el transcurso de la XXXVI Reunión de Asociaciones y entidades culturales en defensa del Patrimonio, celebrada en Málaga del 25 al 28 del pasado mes de mayo, Hispania Nostra se dio a conocer una de sus propuestas para celebrar el Año Europeo del Patrimonio Cultural 2018: “que todas las campanas Europeas de toque manual suenen a la vez en un día y hora determinados”.
Las campanas son los instrumentos más antiguos que tenemos y conservan su sonoridad originaria. Tienen un lenguaje propio, civil y religioso, reglado por la tradición y recogido en libros que interpretan los campaneros. Campanas y campanarios con formas y repiques propios según las zonas, es un Patrimonio compartido con la mayoría de los países europeos y americanos.
Por otra parte el Senado aprobó (13 de junio de 2017) una moción conjunta de varios grupos parlamentarios por el que se declara el toque de campanas tradicional como Bien de Interés Cultural Inmaterial (BIC)
No podemos pasar por alto estas dos iniciativas en una ciudad como es Écija, con uno de los mejores conjuntos de campanarios de España y con una importante nómina de campanas. Los repiques en Écija siempre han sido una gran sinfonía de bronces, aunque lamentablemente hoy venidos a menos debido a la electrificación de las campanas. La modernidad ha suprimido la mano de obra de los campaneros, en aras de la comodidad y la economía de las parroquias con motores que mediante pulsadores hacen girar las campanas, pero su mecanización ha supuesto, en cambio, que sus toques sean monótonos, sin ritmo ni compás. La electrificación de los campanarios ecijanos durante estos últimos años, como digo, ha supuesto un duro golpe a la belleza de la ejecución de los repiques al perder su musicalidad, al igual que se pierde la posibilidad de combinar ritmos, resonancias y fuerza, ya que cuando se tocaban a brazo era posible regular estos factores. Ya no es posible conjugar el volteo de las “medianas”, “esquila” y “esquilón” con el ritmo acompasado con la “gorda” que no es de volteo. Hacer el “trían” y finalizar con el “sino” bueno; tocar las calendas o concluir con los diez golpes de ritual. Y ni mucho menos dejar la campana “muda”, para lo cual todos los campaneros se reunían en la de mejor tono y, aunando esfuerzo, tiraban de la cuerda que les tensaba “el guía” para conseguir que la velocidad apagara su sonido y que volviera suave, muy suave, hasta alcanzar la explosión de júbilo y alegría que aquella campana podía transmitir y de esta forma llegar a todos los confines de la ciudad. Y es que en Écija siempre hubo gran afición a repicar. Era frecuente ver en tiempos pasados voltear abrazados a la campana por la parte exterior de la torre, en un desafío de equilibrio. Adultos y jóvenes, a las órdenes del campanero oficial de la iglesia, participaban en algo que se ha venido en llamar el arte de voltear las campanas. Arte que, en nuestra población, se ha mantenido durante muchos siglos, toda vez que atesora como preciadas joyas magníficas campanas en cada una de sus once torres maravillosas”. No hay que olvidar que las parroquias tenían sus propios campaneros, que eran ministros de la iglesia. Su dedicación era plena, es decir, las veinticuatro horas del día y, precisamente por esa dedicación, se les daba vivienda, que preferentemente estaba situada a los pies de la torre. Los campaneros titulares no sólo tenían la misión de ejecutar los toques, que tienen su encanto y riesgo, sino también su conservación: engrase de sus ejes, verificando todas sus piezas, y restaurando, cuando el tiempo lo precisaba, los antiguos yugos de encinas. Trabajo que requería profesionalidad y garantía, principalmente, en la fijación de los badajos que van cogidos con pellejo de yerga de toro y asegurados a su vez, con una cuerda que actúa de “chivato”. Operación que se debe realizar, como menos, cada cinco años. Era evidente pues la importancia de esta profesión dentro de las actividades parroquiales.
Recuérdese también cómo el boato de los oficios religiosos, entierros, funerales, bodas, etc. lo daban las campanas. De ahí que las parroquias les asignaran un salario equiparable a los organistas y sólo superado por el crucero y el sochantre.
Si tomamos como referencia el año 1837 y, en el caso de la Parroquia de Santa Cruz, los salarios de los ministros de esta iglesia eran los siguientes: Sochantre 400 reales, más 100 que percibían como gratificación por enseñar la doctrina y cantar las calendas; sacristán menor 350; pertiguero 200; crucero 600 y campaneros 400. Pero no siempre se les abonaba en metálico a estos ministros. Al campanero oficial de la Parroquia de Santa Cruz, Pablo Jaén, se le satisfacía su salario con 12 fanegas de trigo y cuatro fanegas de especies y, el resto, en dinero.
Hay que resaltar la especial dedicación del campanero de la Iglesia de Santa Cruz, en el que se unían la pericia y el sentido artístico en el tocar las campanas, sino la atención del reloj de la torre, circunstancia que le hacía uno de los mejor pagados.
No se puede olvidar también que era el único oficio que podía ejercer la mujer dentro de las tareas auxiliares de la iglesia. Recordamos a este respecto cómo en las de Santa María y Santa Cruz, los últimos campaneros fueron mujeres: y que, al fallecer éstas, se extinguieron estas plazas, ocupándolas los sacristanes respectivos, auxiliados por jóvenes aficionados.
Hasta fechas recientes, en los campanarios se venían efectuando tradicionalmente una serie de toques, según las horas y solemnidades del día, bajo la dirección del campanero oficial. Estos toques, entre otros, eran los siguientes: Ángelus, Medio día., Vísperas, Oración. Ánimas (último toque en recuerdo de los difuntos).Calendas (Navidad y titular de la parroquia). Misas (3 llamadas). Viático (salida del Santísimo para los enfermos). Agonía (para recordar a los fieles la obligación de rogar por el difunto). Repiques de 40 horas.
Repiques del Alba (6 mañana).Repiques del Titular y fiestas solemnes. Dobles de primera Dobles de segunda Dobles de tercera Dobles de cuarta
Matraca (sólo el Viernes Santo).Avisos (fuego en la feligresía, a acólitos, cabildo, etc).
El repique general que más campaneros concentraba en una torre era el de las 40 horas. Estos se iniciaban con el toque de las 11:30 y a continuación en el de las 12:00, que era ya repique general; con “sino” parado. A las 3:00 se volvía a repicar pero esta vez sólo con las campanas pequeñas o esquilas.
Otro toque peculiar en la ciudad eran los de calendas. Éste se ejecutaba con las campanas que no eran de volteo. En el caso de la torre de Santiago, con la “Gorda’ y la “Mediana’. Se iniciaba con toque muy suave, casi imperceptible hasta llegar a la máxima intensidad que el campanero podía imprimir, para, desde ese punto, reducir el ritmo paulatinamente hasta que se iniciaba el repique general en el que participaban, según los casos, entre 10 y 15 personas.
LOS CAMPANARIOS ECIJANOS SEGÚN SUS CAMPANAS.
I.- CAMPANAS EN ESPADAÑAS
a) Rurales 10
b) urbanas 33
II.- CAMPANAS EN TORRES.
Santa Cruz ………………………………. 9
Las Gemelas…………………………… .0
Ntra Sra. del Carmen ………………… 2
Santo Domingo ……………………. 3
Santa Ana ………………….. 4
Santa María …………………… 10
La Victoria………………………… 1
Santiago el Mayor ……………. 6
San Gil ………………………………. 5
San Juan Bautista……………………… 8
TOTAL 48
RESUMEN DE CAMPANAS.
Campanas en espadañas Rústicas 10
Campanas en espadañas Urbanas 33
Campanas en Torres 48
Otras 4
Total de campanas en Ecija 95
La Iglesia de San Fulgencio de la pedanía de Villanueva del Rey, no tiene espadaña pero sí una pequeña campana. Se encuentra colocada en una estructura metálica adosada al costado del edificio.
En el Museo Arqueológico de Santa María se encuentra expuesta la famosa campana verde, del siglo XV, que tiene el interés de reproducir el Pendón de Écija.
Fuente. Catálogo de las Torres y Espadañas Ecijanas. Juan Méndez Varo.
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