ASCO PROFUNDO ES LO QUE SIENTO POR LOS QUE LO HAYAN HECHO. ASCO, QUE NO ODIO por Fernando Martínez Vidal
Francia en unas cuantas ocasiones, Reino Unido en otras pocas, Bélgica, Alemania, Suecia… Esta vez ha tocado aquí, en Barcelona. En una ciudad que, como Londres, París, Bruselas, Niza, Berlín, Estocolmo o Manchester, es una ciudad abierta, multicultural, plural, tolerante. Como Madrid, no nos podemos olvidar de Madrid y su terrible 11M.
Asco, asco profundo es lo que siento por el que lo ha hecho o por los que lo hayan hecho. Asco, que no odio. Si grande, además de absurdo, es su odio, mayor es mi asco, y además es limpio. Que sean castigados como merecen.
Mi cariño y mi solidaridad hacia las víctimas, sus familiares, sus amigos. Y mi respeto, no hay ninguna necesidad de difundir imágenes luctuosas.
Reconocimiento a los servicios públicos, de emergencia, de seguridad, sanitarios, etc. Como siempre profesionalidad y saber hacer.
Lo peor, aparte de la sensación de absoluta vulnerabilidad, es la nula esperanza de que esta situación pueda invertirse, no ya a corto, sino ni tan siquiera a medio plazo. La ausencia de liderazgos mundiales, el debilitamiento de las instituciones internacionales, no da pie a pensar otra cosa. Porque no creo que sólo con soluciones policiales, por muy sofisticadas que éstas sean, se pueda solucionar un problema de esta naturaleza, que es mucho más complejo y profundo que un problema simplemente de seguridad o de delincuencia. Aunque, una vez más, hay que decir que no van a cambiar nuestro modo de vida.
Día muy triste para Barcelona, para Cataluña, para toda España y me imagino que para toda Europa. Descansen en paz las víctimas mortales, que ojalá no vayan a más, y que se recuperen los heridos.
Y no, lo dicho, no lo van a hacer. No van a cambiar nuestro modo de vida.
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