HABLANDO DE LA MEMORIA CAINITA por Francisco J. Fernández-Pro
Al hilo de esa “memoria cainita”, a la que nos referíamos en el artículo anterior, durante esta semana pasada he tenido conocimiento de dos noticias, que me han puesto los vellos de punta y, de paso, nos viene que ni pintadas para ilustrar el último párrafo de aquel artículo que, como conclusión, venía a decir: “… (… para considerarla “memoria”, deberíamos partir de la objetividad que nos concede el paso del tiempo y las informaciones veraces que nos proporcionan las investigaciones rigurosas de los asuntos)
Es de justicia. Todo lo demás, no es Memoria Histórica, sino la mala leche del cainismo sostenido por los resabios, los complejos y la ignorancia.”
Pues bien, una de las noticias que me llegó esta semana fue la revisión que el Ministerio de Educación ha tenido que hacer sobre los textos de los libros con los que los estudiantes catalanes aprenden “su” Historia.
La otra, es una noticia que afecta a la Junta de Andalucía y que se produjo hace poco. Su titular reza así: “Rosa Aguilar (Consejera de Educación) impulsa la ley de memoria histórica como su medida estrella: El Gobierno de Susana Díaz se compromete a impulsar esta norma sin introducir cambios al proyecto aprobado por IU, que decayó tras la ruptura del pacto político”… y, lo peor, es que esta noticia venía acompañada por la siguiente aclaración: “Se presentan más de cien enmiendas al proyecto de la Memoria Histórica. PP y Ciudadanos condicionan sus entradas en las aulas”
Hasta la fecha, lo único que ha tenido de bueno la mal llamada “Memoria Histórica”, ha sido la recuperación de restos: un derecho, no sólo legítimo, sino sagrado, que tienen los familiares de las víctimas de ambos bandos y, sobre todo, la del republicano (que son gran mayoría en número de desaparecidos). Todo lo demás fueron sinsentidos de este inevitable cainismo endémico.
¿Quién redactó o redactará nuestra Memoria Histórica?, ¿la dictará la ideología o la objetividad?, ¿qué dirá de las elecciones de abril del 31 y la II República?, ¿cómo se analizarán los prolegómenos de la barbarie?, ¿cómo se determinarán los móviles del enfrentamiento?, ¿qué dirá de las grandes batallas?, ¿qué no dirá de los odios pueblerinos?, ¿quiénes serán los héroes y los villanos?, ¿quién se aupará con el monopolio de la Razón?
Si unos tienen a Muñoz Seca (el genial creador de la astracanada), los otros tienen a Federico (¡mi Federico!… La Poesía en carne y huesos). Si unos el Barranco de Víznar; los otros, Paracuellos del Jarama. Si unos claman por los 126 muertos de Guernica; los otros, por los 109 de Cabra; si éstos por los más de 4.000 de la “Desbandá” en la carretera de Almería, los otros por los más de 4.000 de Belchite.
Todos los testigos de la atrocidad, a los que escuché o que leí, coinciden en lo mismo: “Ojalá nunca se vuelva a repetir”. Quizá, por eso, llegó el perdón. Es lo único que me vale. Deberíamos cuidarnos los que no vivimos aquel horror y no hacer ahora de jueces de sus despojos, ni avivar su fuego en los que nunca ardió.
Cuando pensemos en esa parte de nuestra Historia y queramos hacer memoria, tengamos siempre presente que los que la vivieron, tuvieron que ponerla en cuarentena, para poder perdonarse y seguir viviendo como una sola España.
Magnifico articulo, D. Francisco, aunque en la rotundidad de la cifra de muertos en Guernika,por usted aportada, no puede estar amparada por el necesario rigor; no hubo registro de muerto, ni lo habrá.
Hay datos de unos y otros, que van desde los 200 muertos y los 1600. Pero si se sabe que la aviación alemana e italiana cogió por sorpresa a los 5000 habitantes, y durante tres horas estuvieron ensayando su macabra danza, sobre ellos. Del espanto allí vivido nos dió sobrada muestra Picasso. Parecen, pues, muy pocos la cifra por usted aportada.
Estimado amigo:
Antes que nada, permítame saludarle después de tanto tiempo. Espero que se encuentra perfectametne.
Me alegro que le haya parecido interesante el artículo. Respecto a las cifras que he expuesto, son las que hallé en los últimos estudios sobre los hechos señalados. En concreto, los de Guernica, son los recogidos por Wikipedia y que aparecen de la siguiente forma:
“El estudio en cuestión es el realizado por los historiadores de la asociación Gernikazarra, Vicente del Palacio y José Ángel Etxaniz, que dan la cifra exacta de 126 fallecidos:
Diario El Correo, ed. (27 de abril de 2008). «Refugios de vida para Gernika». Consultado el 8 de junio de 2009.
Anteriormente, medios como El Mundo y la BBC habían situado la cifra de fallecidos entre 150 y 250″
Un saludo muy cordial desde sus torres.
Un cordial saludo D. Francisco. Todos sus artículos me son interesantes. Unos mas que otros, pero los leo todos con avidez.
Volviendo a Guernika, todo es según la fuente de información. Vea esta: http://www.museodelapaz.org/es/docu_bombardeo.ph
Terrible debió de ser cuando horrorizó al mundo. Con 126 muertos no se corresponde.Ni con las toneladas de bombas ni con el 85% de los edificios destruidos. Solo en un refugio que fue alcanzado, se contabilizaron 450 muertos. Incluso se llegó a decir por parte de los rebeldes, que todo había sido obra de los mismos vascos ¿cabe mayor inquinia?
Lo que quiero decir es que si banalizamos sobre la veracidad de los datos, a las victimas, en el número que sea, las habremos matado, por la vía del olvido dos veces.
EStimado Señor JUBILADO, créame que me limito a las cifras que obtengo de los que investigaron el asunto; pero, de todas formas e, independientemente de las cifras, con el artículo trato de poner sobre la mesa los contrastes y los agravios que se producen cuando existen dos bandos… y, sobre todo, en una gueera (in)civil, como fue la nuestra. Sus consecuencias, sus secuelas, sus cicatrices y las actitudes de los que fueron protagonistas de aquellos hechos, en comparación con la que ahora se mantiene, a través del recor diferido de los que nunca la sufrieron.
Sea, como sea, intento tomar distancias y poner sobre la mesa -por el bien de nuestra convivencia y la de nuestros hijos- la lógica de un cambio de actitudes y de un necesario reencuentro.
Un saludo muy cordial.