“EL COLISEO DE ASTIGI” HA SIDO ELEGIDO EL MEJOR ARTÍCULO DE 2015 DE LA WEB ÉCIJA HISTORIA por Jesús Campos
Siguiendo la máxima “pan y circo” como método de asegurar el control y la estabilidad en el imperio, Roma dotó a sus ciudades de numerosos edificios de espectáculos para entretener a la población. En las capitales de provincias y, en casos como el de Astigi por su prosperidad y riqueza, también en algunas sedes de convento jurídico se levantaban teatros, circos, anfiteatros,…a imagen de Roma. El circo acogía las famosas carreras de aurigas, los teatros las representaciones, dramáticas o cómicas, de la época, y el más ambicioso de todos los edificios, el anfiteatro, reservaba su arena a luchas entre gladiadores, contra fieras o las famosas naumaquias (batallas navales).
A pesar de que hoy en día ha desaparecido la mayor parte de las estructuras del anfiteatro ecijano, se sabe de su localización bajo la plaza de toros construida en el siglo XIX, para cuya edificación se reutilizó, de hecho, materiales romanos. Los anfiteatros tomaban como modelo en Anfiteatro Flavio (Coliseo) de Roma inaugurado por Tito en el año 80 d.C. La planta del anfiteatro era elíptica, formando su arena una doble elipsis unida. El edificio ecijano tenía unas dimensiones de 103 metros de ancho por 107 metros de largo con unos ejes orientados aproximadamente hacia los puntos cardinales. El graderio o cavea se dividía en tres galerias: imma, media y summa, a las que se accedía según condición social del espectador. En el caso astigitano la cavea se dividía en dos partes iguales y en cuatro galerías en vez de las tres habituales.
El edificio se levantó extramuros de la ciudad, junto al antiguo camino de Sevilla y a unos 200 metros de la Vía Augusta. Es posible que en la elección primaran consideraciones escenográficas puesto que en esta ubicación era visible desde el foro, en el centro de la ciudad, al que apuntaba su fachada principal. Parece que la fachada estaba compuesta por una arcada de ochenta vanos y de dos plantas y media en la que se sucedían, de abajo a arriba, arcos toscanos, otra arcada toscana, jónica o corintia, y un ático ciego de la mitad de altura que las plantas inferiores. Además, la topografía de la localización decidida permitía reducir gastos aprovechando el desnivel existente para la construcción. No obstante, las conclusiones arqueológicas extraídas a partir de la intervención en la calle Palomar, 22 mostraron una sobreexcavación en la arena del anfiteatro.
Aunque, como hemos dicho, el Coliseo romano sirvió de modelo desde su construcción (en realidad, estos edificios eran elementos propagandísticos del Imperio y servían para acelerar la romanización) y de las similitudes que se pueden encontrar entre nuestro anfiteatro y los de Nimes y Arles, lo cierto es que tanto por fechas (siglos II-III d.C.) como por coincidencia en las soluciones aportadas para problemes estructurales, el anfiteatro astigitano va unido al de Itálica, en la cercana Santiponce, del que no sólo es contemporáneo sino presumiblemente obra de los mismos arquitectos.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.
CARRASCO GÓMEZ, I. y JIMÉNEZ HERNÁNDEZ, A. “Acerca de los edificios de espectáculos en Colonia Augusta Firma Astigi (Écija, Sevilla)” en Romula. 7. Sevilla: Seminario de Arqueología. Universidad Pablo de Olavide, 2008.
HERNÁNDEZ DÍAZ, J.; SANCHO CORBACHO, A; COLLANTES DE TERÁN, F.: Catálogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla. Tomo III, Sevilla: Diputación Provincial de Sevilla, 1951
SAEZ FERNÁNDEZ, P., ORDOÑEZ AGULLA, S. y GARCÍA-DILS DE LA VEGA, S. “El urbanismo de la Colonia Augusta Firma Astigi: nuevas perspectivas” en Mainake. XXVII. Málaga: Diputación de Málaga, 2005.
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