CARNAVALES CON DENOMINACIÓN DE ORIGEN por Francisco J. Feranández-Pro
Se acercan las Fiestas del Carnaval y creo que es el momento de realizar una breve reflexión sobre lo que nos ha estado pasando estos últimos años.
El Carnaval, ha estado en la UCI. Me constan el arduo trabajo de la Asociación y el enorme esfuerzo que hicieron todos sus miembros para que las cosas salieran bien durante los pasados años, pero el problema que nos estuvo afectando no radicaba en la voluntad de los hombres, sino en el enfoque de las cosas; porque por mucho que se trabaje y por mucho que queramos negarlo, nuestro Carnaval estuvo a punto de escurrírsenos por entre los dedos y ahora, que algo enmendamos el rumbo, es la hora de hacer un análisis serio y una autocrítica necesaria, para que no volvamos a caer en los mismos errores.
Quisimos trasladar al Teatro Municipal una esencia que siempre debió quedarse en las calles. Quisimos disfrazar nuestras ecijanísimas murgas de comparsas, chirigotas y cuartetos, y nos hemos empeñado unánimemente (los culpables somos todos) en romper aquella palabra dada en el año 87 del pasado siglo -que sonó sagrada- y por la que nunca habría concursos en Écija, sino certámenes libres donde cada cual expresaría -sin ningún tipo de censura- lo que sintiera y tuviera necesidad de decir.
Las actuaciones en el teatro están bien, pero no sólo deben dejar de convertirse en la joya de la corona, sino adoptar y limitarse –de una vez por todas- a su papel de escaparate, donde podamos disfrutar, días antes, de lo que después veremos en las calles (durante estos últimos años ¿dónde estaban el sábado del desfile y los días previos, las agrupaciones que habían actuado en el Teatro?).
Me gustan las chirigotas, las comparsas y los cuartetos, pero las buenas están en Cádiz y suelo verlas por Canal Sur. Las que estuvieron viniendo aquí son simples copias (la mayoría de las veces malas o mediocres) que se llevaban el dinero de los premios (que era un alto porcentaje del presupuesto del Carnaval) y no atraían a los ecijanos porque, en sus letrillas, no decían nada de lo que nos ocurría. Sólo había que fijarse y contrastar la presencia y la reacción del público cuando participaba una agrupación local y cuando lo hacía una foránea.
Durante muchos años, en Écija abandonamos el principio carnavalero (tan lincolniano) de por el Pueblo, desde el Pueblo y para el Pueblo… y así nos lució el pelo, hasta que a alguien se le ocurrió devolvernos un poco de esa idiosincrasia que habíamos perdido.
Premios, sí; pero para los barrios, los colegios o las asociaciones que mejor sepan interpretar, impulsar y mantener el espíritu carnavalero.
Premios para los que sepan cómo atraer a los ciudadanos con un adorno, con una copla o una “invitá”; para los que más actividades organicen en torno a estas fechas, o para los que participen y enseñen a participar de la fiesta.
Premios para los ecijanos que más y mejor luchen por ella.
El Carnaval tiene que volver definitivamente a nosotros porque, cada año, nuestro Carnaval fue alejándose cada vez más de nuestras torres, para acercarse a las claridades de Cádiz; o peor, al eco de Cádiz, a su sombra alargada… y este Carnaval que nació de los ecijanos y pertenece a los ecijanos, tiene Naturaleza de Origen y debemos hacer que se quede entre nosotros.
No cerremos los ojos, ni proclamemos un triunfalismo falso que nos inmoviliza. Reaccionemos, todos a una (la Asociación del Carnaval la primera), ante esta agonía lenta y prematura que hemos padecido durante años, provocada por el virus de los espejismos megalómanos, que vinieron con aires de tanguillos y reflejos de Caleta.
Estamos a tiempo, porque durante los últimos dos años supimos enderezar el rumbo, porque en Écija hay mucha gente que ama bien al Carnaval y porque todos sabemos perfectamente lo que nos ha pasado y estoy seguro de que podemos poner los remedios precisos.
Feliz Carnaval para todos.
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