El gran crítico gastronómico
José Carlos Capel, encuentra en Écija el mollete
perdido.
José
Carlos Capel es presidente de Madrid Fusión.
Para situarnos en la importancia del Gastrónomo,
decir que Madrid Fusión es una Cumbre Internacional
de Gastronomía, es un congreso internacional de gastronomía
que se celebra anualmente en Madrid, capital de España,
desde el año 2003.
Gracias a este evento, Madrid se convierte, durante varios
días, en la capital gastronómica del mundo.
Se celebra en el mes de enero en el Palacio Municipal de Congresos,
Campo de las Naciones. En él han participado cocineros
de enorme prestigio, tanto españoles como del resto
del mundo.
Artículo:
"En busca del mollete perdido", artículo
de José Carlos Capel publicado en El Mundo: Gastronotas
de Capel (28/09/2012)
Llevo
tantos años buscando en vano un tipo concreto de molletes
que llegué a pensar que en realidad no existían.
Cuando en 1997 se publicó una reedición de mi
libro “El Pan nuestro” (Ediciones R&B, San
Sebastián), aquellas piezas que yo recordaba todavía
se podían comprar, lo aseguro.
¿Cómo es posible que ahora ningún mollete
me guste, me decía yo a mí mismo, si no ha pasado
tanto tiempo? ¿Acaso mi memoria había idealizado
su sabor y la textura? Me refiero a esos panecillos individuales,
redondos de miga esponjosa y corteza arrugada, tan frecuentes
en los desayunos de Andalucía. Se abren por la mitad
y, una vez tostados, los clientes de los bares los rocían
con aceite de oliva, mantequilla o, lo más suculento,
con zurrapa o manteca “colorá” y tropezones
del puchero. Tres grasas distintas que siglos atrás
se identificaban con representantes de las tres culturas,
árabes, judíos y por supuesto cristianos, adictos
al cerdo. En mi extraño papel de Indiana Jones he rastreado
este panecillo en vacaciones durante más de 5 años.
He probado decenas de molletes en la Costa del Sol y ninguno
me ha convencido. Todos ligeros y sin apenas peso, lo contrario
de lo que yo recordaba. Me hablaron de la panadería
“El Colmenero” (www.elcolmenero.com) en Alhaurín
El Grande (Málaga) y hasta allí me fui convencido.
Elaboran buenos panes pero los molletes, que son los mismos
que se sirven en el restaurante Mil Milagros de Dani García
en Marbella, tampoco son lo que recordaba.
Insatisfecho
con los resultados pasé 4 horas visitando todas las
panaderías de Antequera, supuesta capital del mollete,
y de nuevo otro fracaso. Por todas partes molletes ligeros,
con escaso sabor y pocas virtudes gastronómicas
Así que estaba resignado a olvidarlos. Al fin y al
cabo también han desaparecido otras piezas de semejante
tamaño, como el llonguet en Cataluña y la francesilla
madrileña, de masa esponjosa, una delicia olvidada.
Para contrarrestar este mono en algún viaje a Londres
me he ido comprando los “muffins” de masa salada
(no los dulces como magdalenas) en los supermercados Mark
& Spencer. Lo más parecido a lo que yo recordaba.
Ayer de forma súbita, mi amigo Felipe Ruano, director
de la firma Berly´s de panadería me llamó
por teléfono. “He descubierto en Écija
(Sevilla) unos molletes artesanos que creo que son los que
buscas. Te he traído unos cuantos”
Y en efecto, justo los molletes perdidos. Densos y pesados
pero de masa blanda, mullida, mórbida. Ligeramente
ácidos y con un sabor delicioso. ¡ Existen, no
era un desvarío de mi memoria¡ El panadero se
llama Juan Bautista Garay y su panadería La Conchi.
Me dijo Ruano que no son fáciles de hacer, que se elaboran
con masa madre y que la masa es tan líquida que tienen
que verterla con cazos. De un modo u otro son deliciosos.
Ni que decir tiene que he merendado un mollete. He tostado
sus dos mitades y las he rociado con aceite de oliva y azúcar.
Humm... ¿Es que ingún panadero de esos que tanto
presumen ahora va a ser capaz preservar esta y otras joyas
olvidadas de la panadería española? En Twiter:@JCCapel
Artículo
en el mundo.